Aquí vivimos y aquí estamos”, arengó el líder desde el escenario del Broadway rosarino, a principios de este mes, cuando
Vilma Palma e Vampiros
presentó su nuevo CD: “Agarrate fuerte”. Claro que esas palabras sirven como certificado de supervivencia. ¿Volvieron?, sospecha la mayoría. Y sí: “En realidad nunca nos fuimos”, defiende Mario ‘Pájaro’ Gómez, hitero viejo y tozudo.
De movida, exorcicemos el prontuario más obvio: los 20 años que van desde ‘La Pachanga’ a este nuevo disco que vuelve a colocar a Vilma Palma en el centro de un revival noventoso.
Eso, sin contar la fugaz participación de Mario en “Graduados”, la telecomedia que viene poniendo a la platea argentina en estado de flashback y el próximo toque que prepara Vilma junto a los Enanitos Verdes. No es casual, pues, que la banda no pare de tocar todos los fines de semana y que el Pájaro tenga el teléfono todo el tiempo al rojo vivo.
“Digamos que tuvimos unas idas y venidas, que hubo un manager que nos manejó mal, además nos ningunearon algunos discos, tuvimos unas bajas en la formación, pero anduvimos un tiempo por Estados Unidos con Gerardo (Pugliani, el bajista), reformulamos la banda allá, sacamos ‘Vuelve a comenzar’ , hicimos Las Vegas, California, giramos por Colombia y México y en fin, revitalizamos a Vilma más rankeada que nunca con un temazo -”Verano Traidor”- en las radios más grosas de Rosario”. Respira. Y va: “Lo que pasa con Vilma ahora es impresionante, ¿viste cómo nos escuchan los pibes de veinte?, yo tengo una teoría: Vilma es un producto que la gente hizo suyo”.
Stop. Aunque la verborrea de Pájaro sobrevuele el speech, su kilometraje es auténtico: “Nosotros no pusimos plata, no nos bancó nadie, no hicimos esto a propósito; pero ya tenemos más de 20 años encima y no sólo los nostálgicos, también los pibes nos eligen”.
Estamos ante un vampiro sin fecha de caducidad: soleado, de gafas y musculosa, que zarpó a Los Ángeles en plena crisis de 2001 y sencillamente le sacó el jugo al tiempo. Porque hay que saber que algunos Vampiros volvieron, otros se reencontraron y unos se incorporaron a la formación para resucitar el sustrato instrumental (incluyendo los infaltables coros femeninos) de la banda. De modo que aquí está, intacta, la potencia rítmica que forman el cow boy del bajo, Gerardo ‘Largo’ Pugliani, el pulpo Carlos ‘Oveja ’ González y las sutilezas percusivas de Lucho Cristini.
Segundo: los hits están, pero Pájaro no los canta en estado de playback, sino con la sincera creencia de que lo bueno, siempre, estuvo en lo anterior. “Es que los ‘80 y los ‘90 están más presentes que nunca. Por ejemplo, si vas a Las Vegas ¿qué es lo que suena? Air Supply... Con Vilma pasa lo mismo: no paran de pedirnos temas tipo ‘Voy a vos’, ‘Fernet con coca’ y ‘Cazafantasmas’” .
Está clarísimo que Vilma mantiene su romance fiestero con el público, que acumuló compulsivamente las marcas de un estilo infernalmente pegadizo y carismático. Y mientras Mario rebobina unos cambios de brújula - “quisimos hacer fusiones con la cumbia y meter otros ritmos latinos, pero nos fue como la mierda...”- desfila una discografía caótica cuya fórmula final es “Agarrate fuerte”: un cóctel de pop, rock, ska, bossa y algo de electrónica.
Igual, hasta que la gente se aprenda estas 15 canciones, sabemos que lo que quedó en las pistas y en las cabezas fue la tríada “Pachanga”- “Auto rojo” - “Fondo profundo”.
¿Cómo explicar el fenómeno de esta banda? La respuesta está ligada al ‘matrimonio’ del vocalista con Vilma y a su cero prejuicio. La fórmula del cantante se nota en su relación hoy/ayer con lo que su banda representó en algún momento, lo cual lo lleva a entrar y salir todo el tiempo del ‘concepto Vilma’, como si una voz en su cabeza lo reinstalara en los tiempos de “Graduados”.
De allí que lo que sucederá hoy en El Santo sea un recital lleno de elementos reconocibles, como los coros infaltables de las chicas y el bailoteo de fanfarria.
¿Qué hay? Canciones inoxidables para el público bolichero, condenadas al éxito. Ojo: no faltarán temas de los 9 discos, pasando por el flamencoide “Fondo profundo” y el tórrido y adictivo “Fernet con Coca”.
¿Que se mantiene? Esa sensación de banda rockera retro, con músicos ya crecidos pero capaces de combinar los chupines con el cuero.
“Puede que esté un poco quemado”, nos confesó el Pájaro hace un tiempo, “pero no nos olvidamos del recital de Mendoza en 2000 y 2010”. Y la onda, recuerda, siempre fue el quid de la cuestión con este público.
Al final, suelta como si saliera en vivo: “A todos los amigos de Mendoza, sepan que Vilma Palma está saludable y que por unos cuantos años no va a parar de sonar”.