Villavicencio y su futuro

La posibilidad de abrir en el ex hotel Villavicencio un museo y un centro cultural constituye una variante muy atractiva para el turismo. Pero, se debe tener mucho cuidado en proteger y velar por el patrimonio arquitectónico del edificio y la capilla veci

Villavicencio y su futuro

El Gran Hotel Villavicencio cerró definitivamente la posibilidad de volver a recibir huéspedes en sus privilegiadas instalaciones. La historia del hotel duró aproximadamente 40 años, los que median entre su inauguración, en 1940, y su despedida del servicio, en 1979.

La actual propietaria de las instalaciones cerradas y de las 72.000 hectáreas, la empresa Danone, anunció que intentará habilitar un museo en el hermoso edificio, que recibió durante esos años a visitantes del país y de todo el mundo.

Es un hecho que se lamenta, porque existían fundadas expectativas de reabrir las instalaciones para recibir y hospedar viajeros, como también encarar la posibilidad de reanudar el servicio de aguas termales que tenía el lugar y que motivó en el pasado que hasta personas del extranjero tomaran reservas y llegaran de sus lejanos destinos para alojarse en el complejo por el efecto curativo de las mismas.

Argumentos económico-financieros y de mercado fundaron la decisión de los actuales dueños de cerrar el establecimiento.

La noticia de suspender el alojamiento del complejo se conoció en paralelo con el anuncio de que el hotel, los jardines que lo rodean y la capilla neocolonial, proyectada por el arquitecto Daniel Ramos Correas, fueron declarados Monumento Histórico Nacional.

Es una decisión que ha sido muy celebrada en la provincia, especialmente en la Dirección de Patrimonio Cultural, por la envergadura y valor de las instalaciones, y por lo historia tangible e intangible de la construcción y del entorno natural, cultural e histórico del otrora hotel. Recordemos que su fachada ha viajado y recorrido el país entero en la etiqueta del agua mineral que lleva su nombre.

Desde la empresa que gerencia la reserva aclararon que, pese a la declaración, el edificio histórico no volverá a abrir sus puertas como hotel, pero anunciaron que hay un proyecto para reinaugurar ese inmueble como museo y espacio cultural, aunque sin plazo de realización.

Esa iniciativa debe ser apoyada por el Gobierno provincial, ya que brindaría la posibilidad de mantener con actividad el lugar, y los mendocinos y turistas podrían visitar a diario las dependencias del hotel, que se encuentran bastante bien conservadas, en su nueva faceta de museo, como también los jardines, glorietas, la piscina y la cancha de tenis con tribuna de piedras naturales.

Con la declaración como Monumento Histórico Nacional, existirá la gran oportunidad de preservar aun mejor este patrimonio arquitectónico del siglo XX, con la intervención de la Nación a través de la Comisión Nacional de Monumentos, junto a los especialistas del Conicet, de Recursos Naturales y Patrimonio de la provincia.

Es de esperar que con la participación de los organismos locales y federales, y la impronta de la empresa propietaria, se pueda concretar en un plazo mediato el proyectado museo, que será de gran trascendencia en la formación de las modernas generaciones y un estímulo para quienes conocieron el hotel y la capilla en pleno funcionamiento y esplendor.

No hay que olvidar que desde 2009, el ciclo "Música clásica por los caminos del vino" incluye en su itinerario una actuación en el lugar y que Patrimonio ha ofrecido interesantes exposiciones en los jardines.

El futuro de Villavicencio se presenta promisorio, y mientras se define y ejecuta la iniciativa de conservar el lugar para la observación, el conocimiento y el esparcimiento de delegaciones de visitantes, particulares o en contingentes, habrá que insistir en cuidar férreamente la flora y la fauna del lugar, acción en la que la firma titular de las tierras, no se puede negar, se ha comprometido en gran medida.

Esperamos entonces ver pronto el desarrollo del proyectado centro cultural y la presentación del riquísimo acervo de la zona, para el deleite de los mendocinos y de quienes nos visiten, convirtiendo al lugar en un polo turístico de gran relieve, pero siempre haciendo el esfuerzo por proteger un espacio que es frágil y sensible al mal uso, la depredación o simplemente a una utilización intensiva irracional.

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