VIH: a menor nivel educativo mayor vulnerabilidad

Los datos estadísticos expresan que la mayoría de los infectados con el virus no alcanzaron el nivel terciario o superior. Se destaca también que la escuela aporta información, especialmente en los últimos años del nivel secundario. La educación sexua

VIH: a menor nivel educativo mayor vulnerabilidad

El Informe Epidemiológico sobre VIH-sida 2016 de Mendoza, difundido a comienzos de diciembre, expresa la vinculación que hay entre el nivel educativo, la infección con el virus y la detección temprana.

Éste concluye que a mayor nivel educativo es menor la proporción de diagnósticos tardíos de VIH. Asimismo, la mayoría de los infectados no llegaron al nivel terciario o superior.

“Las personas que han terminado la primaria o no tienen escolaridad están en una situación de mayor vulnerabilidad con respecto a un diagnóstico tardío”, sostiene el documento elaborado por el Área de Epidemiología del Programa de Sida de Mendoza.

Si se considera el porcentaje de diagnósticos tardíos según el último nivel de escolaridad alcanzado y teniendo en cuenta las vías de transmisión sexual, se aprecia que éste es más alto a menor nivel de formación académica.

De los diagnosticados con VIH en la provincia entre 2010 y 2016 (personas entre 15 y 59 años) hay disparidades entre quienes tienen determinada orientación sexual y su nivel académico.

En este plano, las personas heterosexuales se encuentran peor posicionadas. Entre ellos, la mitad de los diagnosticados con VIH completó el nivel primario, 29% tiene secundario completo y 12% no tiene trayectoria escolar. De los infectados 9% tiene nivel terciario o universitario.

Entre los homosexuales, la mitad tiene nivel secundario, 27% primaria completa, 20% nivel superior y tan sólo 3% no tiene escolaridad.

Entre los trans infectados, 85% no accedió al nivel superior, mientras que 11% se concentra en el grupo sin escolaridad. Éste es el segmento con menor cantidad de personas con nivel terciario o universitario: 4% (lo cual puede interpretarse como que quienes tienen un mayor nivel de formación lograron mayor autocuidado para no infectarse). De todas formas, desde el programa aclararon que este grupo ha comenzado a relevarse recientemente.

En el diagnóstico tardío también se aprecia el impacto del nivel de formación. Entre los heterosexuales, más de la mitad de quienes no tienen nivel primario llegaron en esta condición; 34%, de quienes completaron esta primera etapa; mientras que de quienes tienen nivel superior, sólo lo hizo el 21%.

En el caso de los gays se observa algo similar: casi 41% de quienes no tienen escolaridad llegaron al diagnóstico en un estado avanzado de la enfermedad, mientras que desciende al 20% en quienes tienen nivel terciario o universitario.

Información necesaria

La accesibilidad a la información es una pata fundamental para la prevención y la detección temprana, en definitiva, para darle batalla al virus. Desde el programa señalan que ésta debe ser de alcance universal lo que implica incluir todos los niveles socioculturales.

La conclusión es clara: las instituciones educativas funcionan como un medio para brindar información y herramientas de autocuidado ante una situación de riesgo.

Así lo reconoció el doctor, Víctor Bittar, titular del mencionado programa. “El menor acceso a lo académico aumenta la vulnerabilidad ante la epidemia, que tiene relación directa con la educación y la información”.

El mismo informe recalca que “la posibilidad de apropiarse de los mensajes e información para acceder a un diagnóstico temprano puede estar asociado en mayor o menor medida a los niveles de escolaridad o educación a la que una persona haya tenido posibilidad de completar, ya que las instituciones escolares son tal vez el único o uno de los pocos espacios donde se replica el mensaje preventivo y las personas que abandonan sus estudios sobre todo en la primaria pierden la posibilidad de acceder a dicha información que suele brindarse en los últimos años del nivel secundario”.

“La ausencia de información al respecto impacta en los resultados estadísticos que manifiestan mayor incidencia en personas con menor nivel educativo”, resume la sexóloga y docente Alejandrina Román de Giro.

En este contexto, la educación sexual en las escuelas resurge como una herramienta necesaria pero que no ha logrado implementarse de manera masiva, pese a que así está estipulado por ley desde hace una década.

“La educación sexual integral está planteada desde el nivel inicial pero no se aplica (...) hay algunos padres interesados en capacitarse y comienza a aparecer la necesidad en los docentes fundamentalmente por las temáticas que los chicos de primaria llevan a las aulas”.

De todas formas, la especialista subrayó que la idea es que sean capacitadores especializados los que transfieran la información.

Lo que se aprecia actualmente son iniciativas individuales en algunas instituciones, de presencia esporádica, muy alejado de lo recomendable que es la presencia de estas temáticas de manera transversal. Éstas se aprecian mayormente en el nivel medio.

Bittar, por su parte, añadió: “Sería fundamental que en las escuelas se impartiera este tipo de educación (...). La familia, que sería el medio fundamental donde se imparta educación sexual, no siempre está preparada para hacerlo, por lo que la escuela es el segundo ámbito donde pueden recibirla”.

Varones gays con más nivel académico

“La población de varones que tienen sexo con varones tiene mayor nivel de escolaridad que la hétero. El 70% de este sector finalizó sus estudios secundarios; en cambio en la población heterosexual sólo lo hizo el 38%. También aquellos que terminaron el nivel terciario o universitario es el doble en la población gay que en la hétero”, concluyó el informe que considera personas infectadas con VIH.

El segmento gay es el que concentra la mayor proporción de quienes han completado estudios terciarios o universitarios: 20%. En el caso de los hétero este valor es de 9% mientras que entre los trans es de sólo 4%.

Las personas sin escolaridad en este segmento son 4 veces menos que en el grupo hétero y trans: 3%, 12% y 11% respectivamente.

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