En las últimas horas empezó a correr el rumor de que Los Palmeras serían invitados a la segunda noche de repetición de la Fiesta de la Vendimia, el lunes 9 de marzo.
Esto a raíz de que el grupo publicó la fecha en el calendario de sus próximos shows, en su página web lospalmeras.net. Si bien muchos ya se estarán entusiasmando, lo cierto es que el gobierno provincial aún no ha difundido detalles sobre la fiesta este año.
Desde el área de prensa del Ministerio de Turismo y Cultura no nos desmintieron ni confirmaron el rumor. Si bien "en las reuniones de gabinete aún no se han tirado nombres", no lo descartan tampoco.
Ruben Deicas, la voz de la cancha y el pueblo
En dialogo con Clarin, Ruben Deicas, lider de Los Palmeras, habló sobre su vida, sus inicios como cantante, sus exitos y como se lleva con esta fama que los acompaña desde hace un tiempo, entre otros temas.
-¿Están como en una zona de reivindicación, de legitimación nacional después de tanto remo?
-Puede ser. Cuando sacamos “El bombón asesino” teníamos ya 40 discos grabados, pero no habíamos tenido tanta difusión. Nos pasó como le pasó al tango, considerado “orillero”. Cantar con la Filarmónica en el Obelisco como que nos legitimó.
Antigrieta y frontal, Deicas habla “de negros”, de codearse “con cirujas y maestros, con sordos y pungas” en el himno Sabalero (”sabalé/sabalé”) que llegó hasta la final de la Sudamericana el año pasado.
Con su poesía simple, mientras Colón e Independiente del Valle de Ecuador se enfrentaban en La Nueva Olla de Asunción, Los Palmeras, “Stones de la cumbia”, sacudían las gradas con más intensidad que “Despacito”, que entonó Luis Fonsi.
“No tenemos techo”, avisa el enrulado Rubén, “el Mick Jagger santafesino”, protagonista de una biografía poco narrada.
Hacia atrás en el camino
Nació el 28 de enero de 1952, hijo de Don Ricardo, un cantante de tango, tuvo que "prestar el lomo temprano" para colaborar con la economía de la familia. A los 10 ya era lechero, más tarde, empleado de limpieza en una pizzería y obrero de una fábrica metalúrgica de aparatos para laboratorios. Entre empleo y empleo, cantaba con Los Tekilas y con Los guamaleros.
Un día la fábrica cerró y Cacho se reinventó como vendedor de comestibles. De día visitaba almacenes ofreciendo azúcar, yerba, fideos; de noche tocaba en despedidas de solteros y casamientos con Los Búfalos. Temas de Los Iracundos y Los Náufragos. “Yo en mi casa y ella en el bar”, “De boliche en boliche”, “Estoy hecho un demonio”. Hasta que llegó 1978. Y el quiebre.
Los Palmeras nacieron como Sexteto Palmeras en 1972. Acordeón, bajo eléctrico, guitarra, timbales y tumbadoras para fundar una leyenda. La voz principal era la de Yuli Palmeras. El público empezó a llamarlos Los Palmeras y así tomaron ese nuevo nombre. Años después, Yuli decidió abandonar el grupo y llegó Rubén como nuevo vocalista.
“Yo había advertido que lo mío era la balada, que hacía algo distinto”, cuenta Cacho. El productor estaba convencido de que Deicas era la respuesta a la duda de cómo seguir.
“Los primeros años viajábamos en rastrojero”, cuenta Rubén, emocionado por ese salto a la semilla de la leyenda. “Teníamos que escuchar seguido el ‘ustedes hacen música de negros’”.
Pueblo a pueblo, barro, sudor y lágrimas, hasta que la suerte los interceptó. En 2002 reversionaron “El bombón asesino” y la pequeña empresa se transformó en una corporación. En aquel disco - “Un Sentimiento”-, incluyeron una arriesgada apuesta. La versión de La Bestia Pop, de los mismísimos Redondos. “A brillar, mi amor, vamos a brillar...”, prometía Rubén de traje dorado.
-¿En qué año empiezan realmente a vivir cómodamente de Los Palmeras?
-Recién en 2002. “Bombón” fue una llave importante para darnos a conocer y el público empezó a bucear en los discos anteriores.
-¿Les agota ya repetirlo?
-¡No! Es el himno de la cumbia. ¿Cómo cansarse? Ahí el gran trabajo lo hicieron los DJ de los bailes.
-¿Por qué?
-Porque estaba ubicado como el cuarto track del disco. Y gracias a que creyeron en él salió del país. ¿Sabe algo? El otro día me mandaron una versión en piamontés.
-¿Cómo surgió que eligieran cantarlo?
-El hit es de Juan Baena. Le notábamos potencial, pero no imaginábamos lo que iba a pasarnos. Nos pasó de terminar cantándolo hasta en un barco en Entre Ríos. Íbamos a cantarlo hasta en la despedida de Juan Román Riquelme, pero se suspendió lamentablemente. Yo simpatizo por Boca Juniors.
-¿Alguna anécdota disparatada sobre el hit?
-Hubo una, pero con el tema “La suavecita”. Nos contrataron para hacer el mismo tema toda la noche. Fue en una colación en Corrientes. “¿Pero no quieren otra canción?”, preguntamos. No querían otra. No lo podíamos creer.
-¿Revisan más el contenido de las letras hoy? ¿Alguien se les quejó sobre "El bombón asesino" por hacer, tal vez, de la cola de una mujer un objeto sexual?
-No te podés estar cuidando toda la vida. No hubo crítica, al contrario. De repente hay temas que tomamos de otro y no podemos cambiar. Hoy todo está sensible y tratamos de no herir sentimientos. Lo nuestro siempre fue muy respetuoso.
-¿Cuál es el gran distintivo de la cumbia santafesina?
-Nace con El cuarteto Imperial, Los Wawancó, Trío Rubí. Usamos el ritmo tropical colombiano pero con letras ligadas al amor, al homenaje a la mujer. Es bien romántica. Y conserva el ritmo de Centroamérica. Después surgieron otras, la cumbia villera y tantas más.
-¿Y qué le parece la cumbia villera?
-Prefiero no opinar. A quien la hace le deseo toda la suerte del mundo, porque hicieron caminar un estilo.
-¿Cuál fue la primera reacción de Calamaro cuando lo convocaron?
-Dijo: “De mil amores”. Él está en otro palo y sin embargo le encantó esta mezcolanza de géneros. Con él habíamos entablado amistad hace un tiempo y volvimos a hablar. Él no sabía que yo era el padre de Cristian Deicas, guitarrista de la banda de rock Astro Bonzo. Es una persona extraordinaria “El Salmón”. Siempre está buscando, no se cierra a su estilo.
Hoy, después del hit
Cuando no canta, Cacho -48 discos grabados- escucha a sus admirados "El Puma Rodríguez y Alberto Cortez. Está casado desde hace casi cinco décadas con María Rosa, a quien conoció en un baile santafesino. Aquella noche histórica, él (17) estaba en el escenario y ella (14) era parte del público. "Yo cantaba y la miraba a los ojos. Y nos flechamos. A la cumbia le debo mi familia, mi casita, mi coche. ¿Cómo no llevarla en la sangre?"
“¿Pero qué quiere La Chola?/ Lo que quiere es que la besen/ ¿Pero qué quiere La Chola?/Lo que quiere es que la abracen”. Deicas, pasos cortos, vocales largas, expulsa esos festivos versos clásicos y entiende que Los Palmeras S.R.L interpretan “como nadie cómo funciona el oído popular”. Quince empleados y una independencia tranquilizadora “con oficinas, movilidad y sonido, todo propio”.
Acaban de grabar reversiones con “La Sole”, Coti, Axel, La Mosca, Los nocheros, El Chaqueño Palavecino, Marcela Morelo. “No tenemos techo”, advierte sin soberbia. “Estamos buscando la vanguardia siempre. Si parecía descabellado cantar con Andrés... y acá nos tienen”.
En 2009, “El bombón asesino” casi lo termina matando a Cachito. Mientras veía un partido por TV desde su cama, sintió las piernas y los brazos adormecidos. “Llegué al hospital a tiempo, un ACV leve. El precio por tanto estrés y tanto éxito”. Le siguió una rehabilitación y una lección aprendida: “Antes podíamos presentarnos siete veces en una noche. Ahora no más de dos. Ya no queremos correr ni ponernos el colectivo de sombrero”.