La decisión de jugar siempre la redonda a ras del piso hizo que, más allá de los seis goles, el duelo entre San Martín y Huracán LH fuera entretenido. La apuesta de ambos pasó por asociarse, aunque fue el conjunto norteño el que mejor expuso esas condiciones. Toque, rotación y mucha movilidad para sorprender una estática defensa albirroja fueron parte de los condimentos con que se vivió l a primera etapa.
Los errores de Fernández (mal pase hacia atrás) y Rodríguez (salida apresurada) trajeron los primeros goles de la visita, respectivamente. En medio, Collantes había logrado igualar las acciones y casi sobre el final del capítulo llegó el gol de Cabrera para dar sensación de partido sentenciado.
Collantes, de lo mejor del Albirrojo, anotó el descuento apenas comenzado el complemento y las emociones estaban a la orden del día. El Globo, con más inteligencia para hacer correr el balón, anotó el cuarto por intermedio de Díaz, quien recién había ingresado. Ese fue el golpe de gracia que sentenció la historia. Los cambios pretendieron darle frescura y un poco más de aire a la ofensiva del local, pero lejos estuvo eso de suceder. Apenas Collantes se mostró como alternativa. Ni siquiera el uruguayo Hernández, de basta experiencia, encontró la forma de romper la defensa rival.
Huracán LH, con Cabrera siempre como bandera del fútbol bien jugado, se volvió del Este con una sentencia: se está por buen camino.