Es enorme. Vuela de acá para allá, de allá para acá. No tiene descanso. Javier Videla se agigantó ayer hasta límites insospechados y fue el gran responsable del triunfo 2-0 del Atlético Palmira sobre el CEC.
Si Videla fue figura, queda claro que CEC hizo méritos para ganarlo. De principio a fin superó a un "Jarillero" impreciso, sin juego y con pocas ideas. Con Suárez y Meza como abanderados de la presión, aturdió al local en su propio campo y lo obligó a pelotazos sin demasiado sentido.
Ni Clavijo, ni Falcone y mucho menos Zapata pudieron hacerse del balón, por lo que las mejores chances fueron del elenco visitante, a partir de remates de media distancia.
En el complemento las cosas no variaron demasiado y fue el once de El Bermejo el que tuvo clarísimas chances frente a Videla. Pero erró, le perdonó la vida y pagó caro la torpeza. Primero San Martín, Frites por dos y hasta Rodríguez hicieron revolcar al 1 local. Fue imposible romperle el arco.
Y Palmira, con una dosis de fortuna (hubo desvío tras el remate de Sanfilippo) encontró la apertura del marcador y la calma. Entendió que debía recuperar el orden, agazaparse y liquidarlo de contragolpe. Y así lo hizo. Pinea mando a la red una gran corrida de Carmona. Fue demasiado premio para la mala tarde jarillera.
CEC se fue masticando bronca y ahora se viene la Copa Argentina el miércoles. Palmira llega con el ánimo en alza a esa competencia.