Víctor Guzmán el “gauchito” goleador

Algunos trazos de la vida deportiva de Juan Víctor Guzmán, apodado “Gauchito”. Fue un gran jugador de los años ‘60 y ‘70, con desempeño en Luján Sport Club, Platense, Independiente Rivadavia, Gimnasia y Esgrima, Atlético San Martín y Chacras de Coria. Ata

Víctor Guzmán el “gauchito” goleador

¡Noticia!: Juan Víctor Guzmán, el explosivo puntero izquierdo de Luján Sport Club de los años ‘60 y ‘70 y otros equipos mendocinos, vuelve a jugar…   con los veteranos.

A los 71 años, el recordado “Gauchito” vestirá otra vez los cortos para disputar un partido de ex empleados municipales de Luján de Cuyo contra un equivalente de Rioja Junior, de La Rioja. Será en la tarde del 7 de octubre.

¿Conservará todavía el explosivo pique, la gambeta y la definición como cuando jugaba cada domingo? "No nada de eso, ahora espero, toco y de vez en cuando ensayo una carrerita…los años pesan", dice riéndose en su casa de Villa Francisca, un lugar de Mayor Drummond que antiguamente se conocía como “Cola de Chancho”.

El pique corto, una endiablada gambeta y un olfato de gol nato fueron sus condiciones destacadas que atrajeron a directores del medio y foráneos, y al mismo César Luis Menotti, que lo llevó a integrar el Seleccionado nacional del interior. La desgracia -una fractura de tibia y peroné-, lo dejó a medio camino de ser un crack local a una figura nacional.

El fútbol fue todo para Guzmán, y como corresponde comenzó de chico, a los 17 años, debutando en el Bajo contra Independiente Rivadavia, aunque con una derrota por 3 a 1. En esa oportunidad lo marcó nada menos que un ídolo del país, Francisco "Pancho" Lombardo.

Su movilidad en el área y la continuidad en marcar tantos interesó a River Plate, pero aunque el muchacho era bueno, la demanda de los dirigentes del Bajo fue demasiado alta, 10 millones de aquellos tiempos, y la operación no se hizo. En cambio, por la mitad de ese monto, se lo llevó un club cercano a los Millonarios, Platense.

La gran urbe no le sentó bien, y al tiempo regresó a Mendoza, integrando grandes equipos de la provincia: Independiente Rivadavia, Gimnasia y Esgrima y San Martín, y participando con ellos en los tradicionales campeonatos nacionales de entonces, junto a notables jugadores de fútbol de esta tierra. También registró otro paso por la escuadra granate, cuando el DT era Pastor Acosta Barreiro.

Cualquier veterano de la ciudad a orillas del río Mendoza sabe que nunca más disfrutará de una cancha repleta de público como cuando jugaba ese equipo, que integraban, entre otros, el arquero Edgardo Fumagalli (que entraba a la cancha con su perro de raza collie), Juan Carlos “el Indio” Escudero, Eleazar Tercilla, Alberto Garro y Francisco “Pancho” Monárdez, este último uno de sus grandes amigos en la actividad, y Carlos Secundino Benítez. Con este último hizo una gran sociedad: “Él -apuntó- me descolgaba la pelota con  cabezazos certeros por su altura, justo para que yo convirtiera”.

Sin desmerecer sus incursiones por los Azules y el Lobo del Parque, con su gran “patrón” Víctor Legrotaglie, el lujanino vivió grandes tardes en el Atlético Club San Martín, entre 1972 y 1975. Vistiendo la camiseta albirroja protagonizó inolvidables jornadas. “En un momento hicimos estragos con Pocho Barroso”, evocaría en una crónica en este diario. Fue también la  etapa en que vistió la camiseta nacional,  como integrante del combinado de jugadores del interior, un lujo que los tiempos modernos no están en condiciones de dar. Jugó dos o tres partidos internacionales, al lado de Luis Galván, Osvaldo Ardiles,  Daniel Valencia, Miguel Oviedo y el arquero Quiroga. Víctor fue el primer jugador de Luján Sport Club en vestir la casaca nacional, privilegio en el que le siguió luego Rubén Agüero, en la etapa de Salvador Bilardo.

Cuatro meses después de haber accedido a la  escuadra mayor, el 5 de agosto de 1975, jugando para el Chacarero contra Maipú, la desgracia le hizo una zancadilla. En una acción  que él describe como "desafortunada" el arquero cruzado, el "Liebre" Bertolo, salió a cortar su avance y le fracturó tibia y peroné de la pierna izquierda. Se consideró un incidente del juego. Tenía 29 años y prácticamente ya estaba vendido a Talleres de Córdoba.

Cuando se recuperó, atención mediante de los doctores Luque, fue cedido a club Chapanay, y jugando para este cuadro volvió a lesionarse en la misma pierna, pero dos centímetros más abajo. De todos modos, tras una nueva recuperación tuvo tiempo todavía para estar otra vez en el Bajo y finalmente  vistió la casaca de Chacras de Coria, para concluir allí una carrera que pudo haber tenido más lustre de no haber mediado la grave lesión sufrida. El fútbol, desde la práctica activa, había terminado para él, con menos de 32 abriles.

-¿Qué es lo que más sentís de aquellos años?, le preguntamos.

-La ilusión de no haber podido seguir en la selección del interior (de equipo que armó Menotti quedaron ocho jugadores y yo pude estar entre ellos).

La única experiencia como director técnico la tuvo en los '80, en su querido Luján y con un proyecto que apostó a promover juveniles, que lamentablemente no dio resultado y la institución descendió a Primera B.

Una rareza de su trayectoria fue que pese a su olfato de gol nunca le convirtió a los granates jugando para otras formaciones. Tampoco le fue bien con los penales: ejecutó uno y lo erró.

La vida laboral

En 1971 entró a trabajar a la Municipalidad de Luján, de la mano del recordado intendente Osvaldo Américo “Lilo”  Quiroga, repartición donde se jubiló en 2011, con última prestación en Servicios Sanitarios. Antes, y durante cuatro, se había desempeñado en la Planta de  YPF Almacenaje, durante 4 años, pero al ser convocado por el conjunto calamar renunció y se fue a la Capital Federal.

Casado con Ester Nelda Ampuero, la pareja tuvo tres hijas, así que la posibilidad de que algún de sus descendientes continúen con sus habilidades en una cancha están fincadas en dos de sus nietos, Franco Brizuela, de 18 años, y Mateo Najurieta, de 8, quien va "pintando" allá en la patagónica Trelew.

En la actualidad agrega un peso más a la  jubilación transportando cargas generales con un viejo camión Mercedes Benz de línea modelo 60, que intentará vender para comprar uno más nuevo.

Hace muchos años que no va a la canchas  porque los fines de semana los dedica a una noble actividad que le "tira mucho": las destrezas criollas a caballo en la agrupación "Gauchos cuyanos", con base en la calle Chile, de Mayor Drummond, donde en vez de apilar adversarios como hacia cuando jugaba, "gambetea" tachos cabalgando alguno de sus dos caballitos.

Dos tripletes que no se olvidan

En la carrera de aproximadamente dos décadas de Víctor, se lució más de una vez al marcar tres goles. Uno de esos hat-trick inolvidables para el ex jugador ocurrió en 1967 cuando la escuadra del Bajo le ganó a los Azules por 6 a 1, con tres tantos del atacante.

Otro triplete que tiene en la memoria nuestro entrevistado se produjo en un enfrentamiento con Andes Talleres, que jugaba de local. "Eran los tiempos en que nos dirigía Tito Ortiz. Nos tenían listos con un 3 a 0 que parecía inapelable, pero en nada menos que cuatro minutos convertí tres goles y llegamos a la igualdad", rememora. Casi un récord Guinness, podríamos agregar.

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