"Una vez que tomás esa foto, entra en la nube y está disponible para cualquier pirata informático que la quiera. Y si no sabés que en 2019 esto es un problema, lo siento." La crudeza de las palabras de Whoopi Goldberg, en su programa The View, hizo que la actriz de 21 años y víctima de sextorsión, Bella Thorne, estallara en lágrimas.
El escándalo -que se desató mediados de este año- terminó con la difusión de las fotos íntimas que realizó la propia joven para evitar el chantaje de un hacker.
La decisión no es menor. Se ponen en juego los denominados "derechos personalísimos" reconocidos por el Código Civil y Comercial y por la Constitución Nacional, a partir de la reforma de 1994. "La intimidad, la imagen, el honor, la libertad, la integridad física... estos derechos componen la dignidad humana", detalla la abogada especialista en ciberdelitos Bárbara Virginia Peñaloza, quien insiste en que el envío de contenidos sexuales entre iguales no es delito; el "sexting" es una práctica que puede darse en la intimidad de una pareja.
De hecho, según una encuesta realizada por la plataforma de citas AdoptáUnChico, 63% (de las 832 personas que respondieron) admitió haber enviado "nudes" (imágenes provocativas, en general con poca ropa); mientras que 80% (de las 790 que respondieron) reconoció ser desconfiada y tener miedo de que las usen en su contra. En el mismo sondeo, 79% (de 805 encuestados) contestó haber recibido alguna vez; en tanto, sólo 24% de los casos (la pregunta fue respondida por 688 cibernautas) señalaron que fue la mujer quien mandó la primera foto.
El estudio del programa "Navegación segura por internet" del Instituto de Estadísticas de la Defensoría del Pueblo de Córdoba confirma la tendencia. El 49,38% (de las 409 personas de 18 a 60 años encuestadas en sus domicilios) dijo que se envían fotos o videos sexualmente sugestivos por presión de la persona que a uno le gusta, mientras que 27% cree que se practica sexting por influencia de los amigos.
Cada uno decide cómo cuidar su intimidad. No obstante, la abogada advierte que hay que tener en cuenta dos cosas: primero, es muy difícil eliminar ese contenido de manera absoluta; segundo, el sexting está ligado a la comisión de delitos como la sextorsión, el grooming y las redes de prostitución.
"Es una práctica que alimenta la industria delictiva", apunta Peñaloza.
Sin embargo, es cada vez más usual entre jóvenes que ven en las nuevas tecnologías una puerta de entrada que les permite conocer a las personas. "El envío de fotos y los chats y conversaciones en las que hablan de erotismo es un comportamiento natural entre adolescentes", sostiene Carolina Guevara, una de las coordinadoras del proyecto Hablamos de amor Córdoba.
De esta naturalidad devienen dos preocupaciones. Por un lado, los chicos no saben cómo resguardarse de las consecuencias no deseadas; una vez que las "pasan los packs" (enviar imágenes) ya no son más sus dueños. Por otro lado, se corre el riesgo de que esta nueva manera de socialización amorosa se quede sólo en el plano de la virtualidad y que no se animen a construir una relación en el plano presencial.
Esta organización -a través de talleres con adolescentes y de la cartilla que han elaborado "Salir conmigo"- promueven la navegación segura, no practicar sexting hasta que no conozcan bien a la persona, construir reglas con la pareja, no viralizar las imágenes que les llegan sean o no de alguien conocido.
Los ciberdelincuentes están ávidos y a la espera de las fisuras en nuestras decisiones y conductas. La sola búsqueda de información para escribir esta columna a través de Google y de las redes sociales activó la malicia de una de estas organizaciones que despachó dos mails con extorsiones.
"Te escribo porque puse un maleware en la página que has visitado. Mi virus grabó toda tu información y encendió tu cámara web... Borraré el comprometedor video y la información si me pagas 2.000 euros en bitcoins", decía el primer mail mientras que en el segundo, el "Hacker anónimo" insiste: "Tienes la oportunidad de salvar tu vida social ¡No estoy bromeando! Te doy las últimas 72 horas... Puedes ir a una estación de Policía, pero nadie podrá ayudarte. No vivo en tu país... ¡No me engañes! No olvides la vergüenza y si ignoras esto, arruinaré tu vida. Estoy esperando tu pago en bitcoins...".
La recomendación legal es, como en toda extorsión, no pagar y hacer la denuncia. Pero, ante todo, la clave está proteger nosotros mismos nuestra intimidad, nuestro honor, nuestra imagen, nuestra dignidad tal como promueve nuestra Carta Magna.