El viaje en el tiempo por la vieja ruta 40

Hay un hecho que no se puede discutir: Mendoza ha tenido en los últimos años un crecimiento exponencial en materia de turismo, a punto tal que la actividad se ha ubicado entre las más importantes para el ingreso de divisas a la provincia.

Si bien es cierto que ese crecimiento estuvo directamente relacionado con el incremento del turismo interno en el país, también es real que Mendoza cuenta con bellezas naturales impresionantes, a lo que debe sumarse el aporte del turismo enológico surgido de la incorporación, por parte de las bodegas, de sectores especiales para la recepción de visitantes.

Mendoza ha logrado instalarse entre los lugares elegidos por quienes quieren disfrutar de las distintas facetas que ofrece la actividad. Y recepciona a los amantes del vino, de la montaña, con una ciudad atractiva y con habitantes que, si bien no pueden desprenderse de la humildad propia del montañés, de a poco se han abierto y son mucho más cosmopolitas.

No es casualidad, en ese marco, que en el exterior los paquetes turísticos que se venden del país comprenden visitas a la Capital Federal, las Cataratas del Iguazú, los Valles Calchaquíes, Mendoza (con su amplio abanico de montañas y vinos), Córdoba y El Calafate.

 A lo largo de los años, la provincia no se ha conformado con lo obtenido, sino que ha ido ampliando su oferta turística. El Sur provincial -esencialmente San Rafael- ganó espacios por peso propio; la zona norte, con la conjunción entre la montaña, la ciudad y los vinos y últimamente el Valle de Uco, con los caminos del vino y de la producción. Pero no se ha quedado allí. Sigue trabajando en procura de seguir ganando visitantes.

En ese esquema, resulta por demás interesante la propuesta impulsada por la Municipalidad de San Carlos a través de su proyecto "A la Patagonia por un día", que contempla una travesía por la vieja ruta 40 y que ofrece, a lo largo de sus 170 kilómetros -desde Pareditas, hasta El Sosneado, en San Rafael- un paisaje paradisíaco, atravesando puestos y estancias y donde el visitante puede observar cómo el paisaje andino se va convirtiendo en la meseta patagónica.

De advertir cómo la chilca, el tomillo y la jarilla van desapareciendo para dejar paso al coirón patagónico y al solape (planta con un sabor dulzón que los sancarlinos quieren comenzar a explorar en sus rutas gastronómicas).

La ruta 40 resulta muy atractiva para los amantes del turismo aventura. Con sus más de 5.300 kilómetros de extensión es una de las más largas del mundo (superada por la ruta 66 en Estados Unidos) y llega a trepar a los 5.000 metros de altura en Abra del Acay, en Salta, convirtiéndola en la más alta del mundo, fuera de los Himalayas.

Une el norte, en La Quiaca, con el Sur, en Cabo Vírgenes, en Santa Cruz, pasando por lugares excepcionales, como El Calafate, El Bolsón, Bariloche, el Valle de la Luna, entre otros, atravesando 21 parques nacionales y conectando 21 pasos cordilleranos. Mendoza cuenta con el orgullo de ser la provincia que "divide" la ruta 40 Sur con la 40 Norte, delimitación que antes se encontraba en al kilómetro 0 de Garibaldi y San Martín y que actualmente se ubica en la intersección del Acceso Este y la Costanera.

En el sur, en el proyecto impulsado por San Carlos, se ha previsto una nueva traza, que será pavimentada y que correrá pocos kilómetros al este de la vieja ruta. De allí que resulte valiosa la iniciativa de mantener la que pronto será la vieja ruta a la oferta turística provincial.
La comuna plantea que sea incluido en el selecto grupo de "rutas escénicas argentinas", que contempla la Secretaría de Turismo de la Nación para aquellos caminos de fuerte belleza paisajística y con carácter social.

Una oportunidad que debe aprovecharse y para ello es necesario que las autoridades provinciales se sumen a la iniciativa porque irá en beneficio de un importante sector de la provincia y que ampliará la oferta turística provincial.