Continuando con su decisión y tónica espiritual de "abrir la Iglesia para que sea casa de todos", el Papa Francisco viaja para encontrarse con los cubanos y los estadounidenses. Si no recuerdo mal, serán el decimocuarto y el decimoquinto país que visitará.
Al decir 'abrir la Iglesia ' no pude menos que pensar en el Papa Juan XXIII -declarado santo- cuya inspiración y tarea sustancial al convocar al Concilio Vaticano II (1962-1965) fue, precisamente ésa. Su intención la graficó con un hecho cotidiano y familiar: "abrir las puertas y las ventanas de la Iglesia a fin de que entre un aire fresco que nos renueve y que nos haga experimentar la atmósfera de afuera".
A 55 años de aquella inspiración y de aquellas palabras, hoy Francisco -el Papa que viene casi del fin del mundo y medio siglo después- está haciendo vida y realidad la ansiada renovación del aire de la Iglesia. Recuerdo, entonces, las palabras de la Biblia : "Hay un tiempo para cada cosa; un tiempo para sembrar y otro para cosechar; un tiempo para reír y otro para llorar; un tiempo para demoler y otro para construir…"
Como en todos sus viajes anteriores, Francisco se propone entrar en contacto con otras gentes y culturas, conocer sus gozos, sus esperanzas y sus preocupaciones a fin de dejar aflorar una "confianza mutua" que posibilite un diálogo sereno y sincero, para encontrar las mejores soluciones posibles a tantos problemas que hoy acucian a la humanidad, a diversos grupos sociales y a cada una de las personas.
Es bueno traer a la memoria que el papa Francisco y el Vaticano jugaron un papel importante en el histórico acercamiento entre Estados Unidos y Cuba. El Papa envió cartas personales a Castro y a Obama instando a un acercamiento. Además, el Vaticano recibió a delegaciones de ambos países para apresurar el acercamiento.
Los contactos directos entre Washington y La Habana fueron autorizados en la primavera boreal de 2013 y la primera reunión se realizó en Canadá, en junio de 2013. Ambas partes continuaron las conversaciones hasta noviembre pasado. Las negociaciones finalizaron en una reunión patrocinada por el Vaticano entre las delegaciones de ambos países.
En Cuba
Francisco está convencido de que parte de su labor como Papa es contribuir a la paz en el mundo, ayudar a la eliminación de los conflictos, disminuir las tensiones y las controversias. Cree que es parte del trabajo que hoy tiene que hacer la Iglesia Católica y que él debe asumir personalmente. Está empeñado en hacer contribuciones a la paz, se compromete personalmente e involucra a la Iglesia Católica.
Pero va más allá. Sostiene que la búsqueda de la paz debe ser una acción conjunta de las grandes religiones monoteístas. Ése es el motivo de los esfuerzos del Papa para afianzar el diálogo interreligioso y encolumnar a los grandes líderes religiosos del mundo detrás del objetivo de la paz.
No habría que perder de vista que, en las intenciones de Francisco, la cuestión de la paz no está apartada de la búsqueda de la justicia. En su prédica, insiste de manera permanente en esta vinculación. La búsqueda de la paz no se desliga de otras cuestiones como las migraciones y la pobreza. En los documentos de Francisco, paz y justicia social aparecen siempre estrechamente vinculadas.
Tampoco habría que dejar en el olvido que durante todo el proceso socialista en Cuba, la Iglesia Católica , como institución, nunca abandonó la isla y siempre trató de contribuir al entendimiento y a la cooperación, sin desconocer que los primeros años de la revolución cubana fueron bastante intrincados y difíciles para ambos lados. Así y todo, nunca una iglesia fue cerrada por la Revolución y ningún sacerdote fue fusilado. Es más, los obispos de Cuba condenaron en numerosas ocasiones el bloqueo criminal impuesto al país por los Estados Unidos de Norteamérica. En la actualidad, las relaciones entre la Iglesia Católica y el gobierno cubano son excelentes.
Después de más de medio siglo, amanece una nueva -y ojalá fructífera- relación entre Cuba y EEUU. Se debe destacar que la mayoría del pueblo cubano se ha mantenido fiel a sus ideales durante todo este tiempo, a pesar de los sacrificios que demandó esta postura en lo económico, en lo social y en lo político. Cuba es el único país de América Latina que asegura a la totalidad del conjunto de su población, los tres principales derechos humanos: alimentación, salud y educación. Los cubanos prefirieron vivir en una sociedad pobre, sin miseria, de reparto de los bienes esenciales propios de una vida digna, a vivir en una sociedad marcada por la desigualdad, en la cual unos pocos tienen mucho y muchos casi nada.
En los EE.UU
Compartiendo la historia actual, se puede afirmar que los EEUU que visitará Francisco es el país más poderoso y rico en los aspectos tecnológico, económico y militar. Al tiempo que no debemos pasar por alto que todo ese "poderío" lo ha convertido -sin que nadie se lo pidiera- en el gendarme del mundo al aplicar una geopolítica de absoluta conveniencia y de intervenciones militares y económicas en terceros países, violando los principios fundamentales establecidos por la ONU.
En este sentido, para los cubanos anticastristas y los fundamentalistas de la derecha norteamericana, el reanudar la relaciones EEUU-Cuba y el fin del bloqueo constituyen un durísimo golpe. Ahora los estadounidenses podrán conocer con sus propios ojos la realidad cubana y podrán percibir la verdad respecto de la isla.
El papa Francisco espera una no muy buena recepción por parte de los sectores conservadores de los Estados Unidos, sobre todo debido a las condenas al modelo socio-cultural-económico del sistema neoliberal, condena que el Papa viene realizando desde los albores de su elección. Francisco no tiene nada de ingenuo y sabe que es y será duramente criticado por los dueños del dinero.
Es la primera vez que Bergoglio visita los EEUU y, según comentan quienes lo conocen de cerca, los motivos por los cuales el Papa nunca antes había visitado la primera potencia mundial obedecen a su identidad distintiva latinoamericana y a su crítica a la hegemonía económica y política de los Estados Unidos. Sin embargo, Francisco no se opone a todo lo que EEUU representa. Ocurre que está preocupado por las personas y las naciones privilegiadas que consumen más de lo que reparten y dan la espalda a los más vulnerables.
Creo que lo que critica de EEUU es la absoluta libertad y autonomía del mercado, que hace que los ricos se enriquezcan más y que los pobres sean cada día más pobres.
The New York Times califica a Francisco como alguien que "le recuerda al país que no es el centro de todo", y agrega: "Durante mucho tiempo Francisco se ha preocupado por lo que algunos argentinos de su generación llaman "capitalismo salvaje". Ellos ven a Estados Unidos como el hogar de las empresas mineras y las agroindustrias que mastican los recursos naturales, así como el poder militar que apoyó a dictadores durante la Guerra Fría y como el vecino que trata de cerrar sus fronteras a los inmigrantes que huyen del hambre y la violencia".
En el diario Clarín, de hace pocos días, leíamos: "El Papa critica al capitalismo que sólo sigue al mercado. Naturalmente es claro que, en el mundo global, a las multinacionales no les interesa demasiado la gente, les interesa hacer negocios. Pero si la única ley es el negocio, la democracia se convierte en una plutocracia. Ya lo dijo el Papa en Luxemburgo. El Papa habla de economía porque la economía tiene relación con el hombre. Y para sus críticas utiliza las ciencias sociales. Él sabe que el sistema de "goteo" o "teoría del derrame" no funciona porque en los países en los que se aplica a rajatabla, como fue la Argentina, produjo más pobres. El dinero tiene que estar subordinado al interés de los hombres. ¿Cómo se concilia, desde la Iglesia , el apoyo del Papa a los movimientos populares y cooperativas sociales con los magnates católicos norteamericanos? El Papa tiene preferencia por una economía de participación social" (Mons. Sánchez Sorondo).
