El caso policial que recientemente conmocionó a Mendoza, el país y el mundo, cuando se reveló que el israelí Gilad Pereg (37) era el principal sospechoso de asesinar a su madre y a su tía para luego enterrarlas en su propiedad, generó un interrogante en cuanto a la particular personalidad.
La extraña y retorcida conducta del presunto asesino estuvo en el centro de la atención durante la investigación ya que vivía al borde la indigencia y compartía "habitación" con animales. Además, se reveló que Pereg tiene un coeficiente intelectual (CI) de 180, es decir, casi el doble de una persona promedio (100 es la cifra más común). Se trata de una "inteligencia excepcional", de acuerdo con los criterios que utilizan los especialistas.
En primer lugar, el psiquiatra Jorge Lostaglio aclaró a Los Andes que, a través de la información que pudo obtener de los medios de comunicación, determinó que "la verdad y el porqué de los hechos es muy compleja de observar". "La verdad relativa del sujeto no se alcanza a conocer sólo con la observación semiológica o porque sea una persona distinta en sus costumbres a las que tenemos. Porque ser distinto no lo hace disfuncional", comentó el especialista.
Pero lo que sí aclaró Lostaglio fue que "había una disfuncionalidad del lugar de priorización psicosocial del sujeto, que no priorizaba el confort personal, como su vestimenta, su estética, su alimentación. Es decir, una dificultad para no observar el desajuste de su salud psicofísica".
Además, señaló que Pereg pudo haber tenido situaciones traumáticas de estilo paranoide que se reflejaban en la cantidad de armas que había comprado en el último tiempo, de tener todo bajo control con los sistemas de seguridad de su vivienda, que incluía cámaras de video vigilancia. "Esto no quiere decir que sea psicótico porque aparentemente comprendía la criminalidad; por lo tanto hay que estudiar una serie de elementos", indicó el profesional consultado.
¿Inimputable?
En segundo lugar, el médico psiquiátrico Manuel Vilapriño, también basándose en lo que se informó en los medios, diferenció las características problemáticas psicopáticas o psicóticas, las cuales son diferentes desde el punto de vista de cómo se lleva adelante desde lo jurídico. "El psicópata es imputable porque sabe qué está haciendo, mientras que el psicótico es inimputable porque no sabe qué hace", comenzó el especialista.
Además, indicó que las psicosis son enfermedades de alteración a nivel causal, es decir, "hay una causa biológica bien marcada que está generando una alteración metabólica en el cerebro que da lugar a síntomas que hacen vivir a la persona de una forma alejada de la realidad". "No se maneja con los patrones funcionales y adaptativos de vida con los que se maneja una persona que no tiene psicosis", apuntó Vilapriño.
Mientras que las psicopatías son trastornos de la personalidad, por lo que "los medicamentos poco pueden hacer porque tiene que ver con la historia de vida del sujeto, su temperamento, cómo fue educado, cómo experimentó la vida, cómo se fue transformando a raíz de eso. Tiene que ver con la forma de ser", se explayó el psiquiatra.
Que el principal sospechoso, hoy alojado en el complejo penitenciario San Felipe imputado por homicidio agravado por el vínculo y agravado por el uso de arma de fuego, haya planificado el asesinato, cambia el diagnóstico. "Él armó todo, llevó a las mujeres a su casa y las asesinó. Luego inventó una historia que contó a la prensa y a la Justicia. Todo esto no es característico del psicótico. La planificación, el ocultamiento es de una persona que sabe que lo que hace está mal y que lo tiene que ocultar. Por lo tanto esto está más dentro de la psicopatías", indicó Vilapriño.
Por eso, esto genera una confusión para los profesionales de la salud mental ya que tiene diferentes conductas. Por un lado, el psicótico y por otro, el psicópata. "Vivía en la precariedad, sin baño, sin higiene personal, abandonado, y esto no es lo esperable en un contexto. El psicópata es el antisocial, es la personalidad con rasgos anormales que por su funcionamiento hace sufrir a los demás. No sufre él por lo que hace", agregó.
Por eso en su diagnóstico adelantado, ya que aclaró que hay que estudiar al paciente detalladamente con testeos y evaluaciones para ver qué perfil termina teniendo, Vilapriño concluyó: "Yo apunto a la imputabilidad, pero la clave es la evaluación".
