Cada vez más, las mujeres embarazadas viajan al exterior. Si bien el embarazo no debería ser una limitación al viajar, hay algunas consideraciones que se deben tener en cuenta antes de viajar:
En primer lugar, se debe evaluar a través de la consulta médica especializada, si existe alguna contraindicación potencial desde el punto de vista obstétrico (embarazo múltiple, alteraciones en la placenta, etc.) o desde el punto de vista general (enfermedades cardiovasculares, respiratorias, etc.), que puedan contraindicar el viaje.
En los embarazos controlados, el segundo trimestre es el período más seguro para emprender un viaje. Esto es porque durante el primer y último trimestres hay mayor posibilidad de complicaciones asociadas con el embarazo y durante el segundo, el peso extra no suele ser una limitación funcional para la madre. Además, durante el primer trimestre hay limitaciones para el uso de medicamentos que podrían necesitarse durante el viaje.
Se recomienda averiguar antes de viajar cuál será la disponibilidad y acceso a un servicio médico especializado en el destino, para consultar en caso de presentarse alguna complicación relacionada con el embarazo. Es imprescindible contratar un seguro médico que cubra problemas asociados con el embarazo y eventuales traslados durante el viaje. La embarazada debe conocer cuál es su grupo sanguíneo y el factor Rh.
En los viajes aéreos, las compañías restringen el transporte de embarazadas a partir de las semanas 35 ó 36 de gestación. Para viajes entre las semanas 26 y 36 se recomienda presentar con anticipación a la compañía aérea un certificado médico que informe el estado del embarazo y la fecha probable de parto.
En relación a los cruceros, la restricción para viajar comienza a partir de las 28 semanas, y puede variar según las compañías, por lo que se recomienda averiguar los requisitos y limitaciones antes de contratar el crucero.
En los viajes prolongados, el embarazo se asocia con un riesgo mayor de tromboflebitis. En los aviones se aconseja viajar en un asiento del pasillo y movilizarse en forma frecuente, una vez por hora realizar caminatas en el avión. En viajes en automóvil, se recomiendan paradas cada dos horas.
En los vehículos se deben usar cinturones de seguridad con banda de hombro y abdomen, en lugar de la sujeción abdominal exclusiva.
Se debe evitar la práctica de deportes acuáticos en el destino, por el riesgo de laceraciones genitales, con las posibles consecuencias de aborto o peritonitis. El buceo con tanque está contraindicado.
Si bien los viajes a destinos de altura hasta los 3.600 metros no representan riesgos para el embarazo, se deben evitar las actividades que suelen realizarse en estos lugares, como el trekking, por el riesgo de caídas o accidentes.
En relación a las vacunas que una embarazada puede requerir como prevención para los viajes, se debe tener especial precaución con las vacunas denominadas a virus vivos, como la fiebre amarilla y triple viral, ya que están contraindicadas durante la gestación. Para destinos libres de fiebre amarilla que exigen certificado de vacunación, se puede extender un certificado de exención de la misma.
En relación a las enfermedades transmitidas por mosquitos, el dengue y la malaria son las dos principales a tener en cuenta en los viajes. La embarazada debe utilizar repelentes en estas regiones y las formulaciones en base a DEET son seguras y pueden utilizarse durante todo el embarazo. Con respecto a malaria, la embarazada debe saber que es más susceptible a desarrollar formas graves de esta enfermedad y poner en riesgo tanto su vida como el embarazo. Por este motivo, es preferible elegir destinos libres de malaria. Además, no todos los medicamentos que se utilizan para prevenir esta enfermedad pueden utilizarse durante el embarazo.
Por último, se debe tener mucha precaución con respecto a las enfermedades transmitidas por agua y alimentos y cumplir las recomendaciones de su prevención. Estas infecciones pueden causar serias consecuencias si son contraídas durante la gestación.