El temor a que Mercedes arrasara en 2015 se disipó ayer con un destello de rojo cuando un emocionado Sebastian Vettel ganó el Gran Premio de Malasia con su Ferrari.
La mayoría de los expertos predecían otra temporada desigual luego de que Mercedes lograra los dos primeros puestos en Australia pero, dos semanas más tarde, la imagen fue muy distinta en el circuito de Sepang, donde la escudería italiana aprovechó la abrasadora temperatura y algunos errores poco habituales de Mercedes para finalizar con su sequía de éxitos.
Tras ocho triunfos seguidos y con el inglés Lewis Hamilton como autor de la pole, todo apuntaba a otro cómodo paseo de Mercedes. Sin embargo, una temperatura de 61 grados en pista al principio de la carrera, expuso un punto vulnerable en la armadura de Mercedes, cuando sus neumáticos se degradaron más deprisa que los de Vettel.
El punto de inflexión se produjo en la cuarta vuelta, cuando salió el auto de seguridad. Vettel, que hasta entonces iba detrás de Hamilton, decidió quedarse en pista mientras los dos Mercedes entraban en boxes. Vettel tomó el control para el resto de la carrera y la goma gastada de las Flechas de Plata no estuvo a la altura de la lucha.
Se trató de la primera victoria que logra Ferrari desde España en 2013. Esa sequía de 30 carreras sin éxitos fue la más larga en 21 años.
"Estoy feliz y orgulloso. Ganamos limpiamente, fue un gran logro. Es un día muy especial", afirmó Vettel con lágrimas en sus ojos.
