Es nuestra y nos enorgullecen sus logros. Verónica Cangemi cerró un 2019 brillante con una doble distinción de la Fundación Konex: primero un Diploma al Mérito por su trayectoria otorgado en septiembre y luego el premio Konex de Platino como mejor cantante femenina de la década, para cerrar diciembre con el reconocimiento como Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires; y el Awards Paris por Il Giustino, de Vivaldi.
Pero eso no es todo, Verónica es una mujer que trabaja muy duro por conseguir un lugar para ella y para otros en el ambiente del canto lírico a través del Opera Studio, creado y dirigido por Cangemi y que se encuentra ubicado en la Universidad Nacional de Cuyo; el Ópera Mendoza, concurso de canto que le dio la oportunidad a una cantante transgénero de trascender los prejuicios y posicionarse como una destacada soprano. Desde el ejercicio de la resiliencia Verónica Cangemi se fortalece con cada obstáculo en su carrera.
En diálogo con Los Andes, cuenta algunos pormenores del exitoso año que termina.
¿Cómo te estás con el cierre de año?
“Fantásticamente, estoy feliz por los tres premios importantes que tuve el privilegio de recibir, pero además hice dos producciones de gestión cultural que me llenan de orgullo y me apasionan.”
Cangemi construye, trabaja, actúa, se perfecciona, abre puertas y conecta a Mendoza con el mundo. Sin embargo eso no la distrae de su mayor pasión: la ópera barroca. “Crear un personaje me lleva mucho tiempo, estoy atenta a todos los detalles, puedo demorar entre dos y cuatro meses en terminar de conformar la piel que voy a encarnar en escena, pero me encanta”, asegura.
¿Y qué pasa cuando un director no te elige?
“El tema de que te elijan o no pasa en todos los trabajos, en todos los ambientes. Cuando me pasa eso me da energía y me hace trabajar mucho más. Cuesta, porque el ‘no’ me obliga a esforzarme más pero para mí que me digan que no es mejor a que me digan que sí.”
Este año, recibió un importante reconocimiento por parte del gobierno de Buenos Aires, de la mano de María Castillo Lima, la cantante lírica transgénero que pasó de ser tenor a ser soprano y cantar en el Teatro Colón, como resultado de su participación en el concurso Ópera Mendoza, dirigido por Cangemi.
“Nadie le daba la posibilidad de estar como mujer ni siquiera en el coro, después del concurso Ópera Mendoza, ella delante del público me dio las gracias diciendo que había un antes y un después en su vida y en su carrera por el lugar que había obtenido. Es la única cantante lírica transgénero del mundo.”
¿Hubo prejuicios o resistencia a que ella participara en el concurso?
“Por supuesto, tuve que pelear con un jurado internacional, me decían ‘cómo vamos a dejar que participe?’, pero creo que es una cuestión cultural, mucha gente sigue haciendo esa diferencia. Estoy orgullosa de haber colaborado en cerrar la brecha en temas de género con esta decisión. Esta grieta la cambiamos con la música, María Castillo Limano es la misma después del concurso Ópera Mendoza.”
¿De qué otras cosas estás orgullosa?
“Hoy por hoy soy la única mujer en Argentina que hizo un bis en una ópera barroca, es inusual. Fue en el 2012 con ‘Rinaldo’ de Haendel, en el Teatro Colón. En el caso de los cantantes varones puede darse con mayor frecuencia: lo hizo Pavarotti, lo hizo Plácido Domingo; con ‘Aurora’ lo hizo Darío Volonté, porque en los hombres el registro tenor es poco común, pero en una mujer es muy raro lograr esa reacción del público.”
¿Y de tu gestión formadora?
“Sí, también. Mendoza tiene un lugar de canto lírico en el Ópera Studio de la UNCuyo, dirigido y creado por mí y es el segundo de Argentina, después del Teatro Colón. Hay carreras artísticas, como en todas las universidades del mundo, pero no existía una que permitiera el entrenamiento para ópera ni espacio para que los jóvenes pudieran practicar sus roles. Pero lo que más me enorgullece es que ya hay varios jóvenes argentinos que están desarrollándose profesionalmente fuera del país.”