Por Maxi Salgado - Editor de Más Deportes msalgado@losandes.com.ar
Tristeza. Es el sentimiento que invadió al fútbol mendocino en la última semana. La provincia fue noticia nacional por el vandalismo de los hinchas del Tomba, lo que vuelve a poner en el tapete una serie de interrogantes.
Mientras en la AFA la lucha es encarnizada para ver quien se queda con el poder y un negocio que, evidentemente es más millonario de lo que uno puede imaginar, su Tribunal de Disciplina le dio a Godoy Cruz una sanción que abre las puertas para que los violentos sigan manejando el deporte. (Recordemos que el equipo mendocino sólo tendrá que pagar 500 entradas de multa durante siete partidos, pero el partido se seguirá jugando en cancha neutral y no hubo suspensión de cancha).
La actitud de los dirigentes queriendo deslindar responsabilidades y buscando a los “culpables” más allá de los límites de la institución, es preocupante.
Cómo pasa desde hace un tiempo en el país, para Manzur y compañía la culpa la tiene el periodismo y, sencillamente, porque intenta reflejar lo que pasa.
Habría que decirle al señor presidente del Tomba que la prensa no es la que contrató a un técnico sin carnet, ni tampoco la que elige a los jugadores que llegan a la institución y, mucho menos, la que solventa a los “barras” para tener un poder más allá de los campos de juego.
Poner el foco en algunas notas periodísticas, que para los dirigentes, no deberían publicarse, es encontrar el chivo expiatorio ideal para una clase dirigencial que intenta manejar un club en forma caprichosa.
Y por ese lado hay que buscar también el nacimiento de la bronca de los hinchas, más allá de que nunca se debe justificar la violencia. Pero minimizar el descontento es muy peligroso, porque el malestar, cual bola de nieve, crece y termina siendo imparable.
Por otra parte, es inaudito como la policía no puede frenar a un minúsculo grupo de inadaptados y, lo que es peor, ser responsable de que las cámaras no hayan captado nada de lo que pasó. “Un problema técnico”, dijeron desde el Ministerio, lo que suena a excusa. Si no se puede dar seguridad en el Malvinas Argentinas y con sólo una parcialidad, que quedará entonces para el resto de las canchas de la provincia. Recordemos que la policía de Mendoza viene de suspender un partido entre Godoy Cruz y Beltrán por la liga local en el que habían no más de 200 hinchas.
También me pareció reprochable la intención de los políticos de buscarle un trasfondo electoral a esta situación. Algunos diciendo que venía del lado de Mauricio Macri y otros relacionando a los hinchas tombinos con Alfredo Cornejo y recordando aquellas negociaciones (soslayadas) con Omar Pérez Botti en las épocas de Julio Cobos como gobernador.
Creo que llegó la hora de la reflexión. Todos los actores, dirigentes, jugadores, policías, políticos y periodistas, tendríamos que ponernos a considerar lo sucedido y trabajar con el único objetivo de que el fútbol retorne su lugar de deporte, de entretenimiento sano, de no violencia...
Suena casi imposible pero no lo es si se trabaja y se planifica. Aunque aparece como utópico si los que deben aplicar sanciones ejemplares ceden frente a las presiones, algo así como decía el gran “pensador” Tato Bores: ¡Vermouth, papas fitas y good show!