Hay casos que conmueven y que no se olvidan. Uno de ellos fue el de Eliana. Una mujer valiente y decidida que, sin temor, decidió acudir a tribunales por su derecho a la identidad de género, 14 años antes de la sanción de la ley 26.743.
Recuerdo sus palabras en la audiencia, sus historias de una vida atrapada en el cuerpo equivocado y las discriminaciones y burlas que por ello sufría. Siempre me pregunté si Eliana había logrado vivir mejor y ser feliz después de la sentencia que reconoció sus derechos.
Hace, un par de años, en una veterinaria, nos encontramos y nos reconocimos. Y allí, me animé a preguntarle si la sentencia le había permitido vivir mejor. Me contestó que sí, que le había cambiado la vida, que formó una familia y que estaba agradecida por lo sucedido. Verla feliz me reconforta y me demuestra que el Derecho puede ser una herramienta para mejorar las condiciones de vida de las personas.