La venta por catálogo no sólo en lo que se refiere al mundo de la cosmética, sino también en indumentaria, bazar, lencería y los más diversos productos imaginables suelen ser para muchas mujeres, una fuente de ingreso, o al menos de ayuda.
Las causas por las que muchas se inclinan por este tipo de trabajo difiere según la situación de cada cual y los objetivos que se tengan en mente. Lo más importante en este sentido es la flexibilidad horaria que se ofrece y la independencia que brinda esta actividad, a la hora de organizar el resto de las responsabilidades u ocupaciones, dentro y fuera de la casa.
Eso sí: los resultados de poder llegar a vivir de este tipo de trabajo implican objetivos y acciones muy diferentes de quien lo hace como hobby. Por ello Viviana Imperiale, especialista en psicología laboral (titular de la cátedra de Psicología Laboral en la Universidad del Aconcagua) brinda pautas y reflexiones sobre el tema.
"Un trabajo a la medida"
Esta pareciera ser una de las causas que impulsan a que muchas mujeres se animen a lanzarse a la venta personalizada por catálogo: La independencia en horarios y el manejo de los mismos con la libertad y organización que ellas diagramen (de acuerdo a sus responsabilidades, quehaceres y vida personal). Algo que resulta seductor en más de un sentido.
Sin embargo, de acuerdo a lo que se busque será lo que la actividad pueda o no redituar, como sostén único. Hay muchas mujeres que lo hacen para tener un plus y un hobby, mientras que otras lo emprenden como una actividad, cuyo objetivo alcanzado a lo largo del tiempo se podría transformar en un ingreso importante y único.
Como explica Viviana Imperiale: "partiendo de la visión de la persona que es emprendedora, y que quiere realmente iniciar un negocio en esto, más allá del rubro del que se trate, podemos decir que son personas que tienen confianza en sí mismas, muy enérgicas y altamente competitivas. Entonces si deciden tomar como un negocio al emprendimiento o actividad, realmente va a ser un negocio para ellas y no un hobby".
- ¿Qué diferencia a los que desean vivir de esto, respecto a los que lo viven sólo como un plus?
- La persona emprendedora elige un objetivo, lo emprende y tiene una forma de hacer y pertenecer en el mundo a partir de ese objetivo que se puso por delante. Otras utilizan ese hacer como un entretenimiento, pasatiempo o algo que les ayude a resolver situaciones económicas de manera momentánea, algo que siempre les deja un aprendizaje. Para estos sujetos la actividad no se transforma en un objetivo concreto de “hacer”, sino como una tarea que brinda un plus económico y personal. Esto se ve por ejemplo, en muchas jóvenes que se inician en esto y se pagan sus propios cosméticos, apuntes o gastos menores. Diferente de aquellos adultos que emprenden este tipo de trabajos, tomándolos como una tarea, en donde no se requiere un título, pero sí el desarrollo de ciertas competencias laborales, y una responsabilidad que supone asumir las consecuencias de lo que se hace.
- ¿Qué características suelen tener estos emprendedores?
- Antes que nada, consideran al trabajo con objetivos. Se trata de personas ordenadas, metódicas, que tienen disciplina y pueden establecer prioridades, con agendas muy ordenadas respecto de cuáles van a ser sus visitas, los clientes actuales que poseen y los posibles que pueden llegar a tener. Saben que tienen que saber escuchar y tener habilidades para la venta, por lo cual, si bien se capacitan, muchos las traen de manera de manera nata.
- Si no se tiene el perfil competitivo, ¿se puede formar ese carácter, por medio de la capacitación en estos trabajos?
- Sí. Se trata de personas que en principio son formadas por la misma empresa, que llevan a cabo reuniones para capacitar a su gente. Luego incluso van subiendo de categoría en base a los objetivos cumplidos y van recibiendo capacitaciones más formales. No sólo empiezan a dirigir su propio proyecto sino, a su vez, a liderar equipos que ellas forman. En la cadena empiezan a pasar de vendedoras a líderes, con su propio equipo de venta.
- En general, ¿es posible llegar a sostener una casa teniendo como trabajo único la venta por catálogo?
- Sí, hay gente que lo logra. No implica que sea una gran cantidad porque depende, como dijimos, de cómo se ve ese trabajo y las características de la persona; además de factores contextuales.
Aquellas mujeres que lo han logrado son personas que tienen mucha confianza en sí mismas y comprendieron quiénes son sus verdaderos clientes, quiénes le van a pagar, o los lugares potenciales que tocar. Ahí empiezan a desarrollarse otras capacidades: dirección de equipo (porque tiene que aprender a atender al otro, a escucharlo) atención personalizada y capacitación de subalternos; entre otros. Además, la venta por catálogo implica un valor agregado: que es el servicio que se brinda. La vendedora va a diferentes ámbitos, en donde dialoga con la clienta, le muestra y charla sobre el producto y sus cualidades. Otras sólo escuchan a la persona, la hacen sentir entendida, importante y tenida en cuenta; más allá del producto, sabiendo vender con ética, y teniendo en claro lo que al cliente le gusta, ya que no se trata de “encajarle” algo.
- Un trabajo que implica también fidelización de los clientes...
- Tal cual. La fidelización de clientes consiste en lograr que un cliente (un consumidor que ya ha adquirido nuestro producto o servicio) se convierta en un cliente fiel a nuestro producto, servicio o marca; es decir, se convierta en un cliente asiduo o frecuente. Esto no sólo nos permite lograr que la persona vuelva a comprarnos o a visitarnos, sino que también nos permite que recomiende nuestro producto o servicio, a otros consumidores.
La vendedora hace un estudio casero, creativo del mercado, que analiza qué clientes tiene, cómo les va a vender el producto, qué necesitan, dónde se encuentran, etc. Alguien que intenta tomar como salida laboral única este tipo de trabajos iene en cuenta todo esto.
- ¿Qué le aconsejarías a alguien que quiere intentar trabajar en la venta por catálogo?
- Lo primordial es que la mujer sea sincera consigo misma, respecto de si se va a comprometer con ese proyecto, viendo objetivamente si va a ordenarse y a organizarse; no sólo con las reuniones que implica, sino en no tirar la toalla rápidamente si las cosas no resultan de inmediato. Es decir que logre ser persistente en todo y que sepa manejar el dinero. Eso implica control: ser ordenado, metódico y tener mucha disciplina, porque aquello que se lleva a cabo con disciplina puede llegar a ser muy exitoso en este ámbito.