Antes de que la pandemia los obligara a cerrar las puertas del negocio de ropa y artículos para bebés y niños, Juan Retali tenía una página web. Pero cuando tuvieron que dejar la atención al público, reforzaron la venta por Internet e implementaron el sistema Baby Box. Hoy están enviando de 8 a 9 cajas diarias a domicilio, para que los clientes puedan elegir lo que desean comprar y ya tienen pedidos hasta fines de mayo.
Retali cuenta que la página de Dibujitos en Tienda Nube estaba desactualizada y la pusieron al día, y lo siguiente que hicieron fue empezar a trabajar con la cuenta empresa de Whatsapp. Pero después pusieron en práctica un sistema que habían planeado implementado el año pasado: el Baby Box.
Consiste en pedir a quienes los contactan que completen un formulario con edad del niño, talle y si tiene alguna alergia (a ciertos materiales). En función de esos datos arman una caja que contiene desde prendas y calzado, hasta artículos como mamaderas o platos, pasando por ropa de cama. El potencial cliente lo recibe a última hora y al día siguiente pasan a retirarlo, excepto lo que se haya elegido. En un principio tenían una sola caja y ahora están entregando entre 8 y 9 diarias, y planean llegar a las 15, ya que tienen pedidos hasta fines de mayo.
Además, planean reforzar una iniciativa que pusieron en marcha cuando habían ganado fuerza los tour de compras en Chile: Pipí Cucú. Se trata de la posibilidad de entregar algún elemento semi nuevo que ya no se use –como cunas, cochecitos y sillitas- y recibir a cambio una orden de compra para el local. Ahora estiman que no sólo va a ser importante por las limitaciones a la circulación, sino por la crisis que anticipan.
Retali destacó que la situación actual los impulsó a abrir nuevos canales de compra, que planean sostener en el tiempo, pero que lo fundamental es innovar. La mayoría de los comerciantes, indicó, empezaron a vender por Internet y las redes sociales, pero pocos buscaron diferenciarse. Y señaló que una iniciativa interesante fue la de los restaurantes que envían los ingredientes para cocinar en casa.
La tienda de electrodomésticos Azcárate y Marra tiene, desde hace un año, un portal de ventas online. Pero cuando se estableció la cuarentena, cerraron el local y dejaron de vender por Internet porque no podían hacer las entregas. Marcelo Marra explica que, al mismo tiempo, vieron cómo las grandes cadenas seguían llevando productos a domicilio, porque uno de los primeros decretos del gobierno nacional incluía dentro de las actividades exceptuadas a la entrega de paquetería.
Pero como se trata de una empresa chica, no querían arriesgarse a tener un conflicto legal, así que enviaron una solicitud de permiso para circular, ya que en el rubro hay algunos productos que en realidad son esenciales para el hogar, como los termotanques, heladeras o lavarropas. En incluso, en tiempos de teletrabajo, celulares, notebooks y PCs.
Así, lograron la autorización para realizar entregas de ciertos productos y sólo para las ventas online. Marra indicó que hay poco movimiento y que en la mayoría de los casos se trata de compras de necesidad, de reemplazo de un electrodoméstico roto. “Tardamos en resolver cómo llegar al depósito y desde el depósito al correo. Los grandes lo hicieron más rápido”, reconoce Marra.
Pero además están activando el contacto con los clientes que dejaron algún artículo para reparar, ya que la empresa brinda también con servicio técnico. La idea es que puedan consultar en qué estado están y acordar la futura entrega, cuando esté arreglado.
“No llegamos a los niveles de venta habituales. Ni cerca”, planteó Marra. El comerciante detalló que han aprendido que no hay que desestimar el canal online, y que no se trata de publicar y vender, sino que hay que prestarle mucha atención a la velocidad de entrega, al tiempo de respuesta a las preguntas.
Y también han apostado a diferenciarse, porque entienden que en Internet no tienen demasiado peso los casi 55 de trayectoria de la empresa familiar, sino los detalles. De ahí que hayan optado por entregar a sus clientes una tarjeta de agradecimiento por la elección, escrita a mano. “Queremos que a los primeros que consulten sea a nosotros, aunque después definan por el precio. Pero que tengan una buena experiencia de compra”, planteó.
Maximiliano Gabrielli, quien trabaja en una empresa que brinda servicios tecnológicos para pymes a través de la CAME (Confederación Argentina de la Mediana Empresa), señala que el comercio electrónico está concentrado en Buenos Aires y CABA. Un informe que realizó Mercado Libre en Salta mostró que los salteños hicieron compras por Internet por 900 millones de pesos, pero las empresas de esa provincia sólo habían vendido por e-commerce 40 millones.
Lo mismo ocurre con las empresas mendocinas. Gabrielli señala muchas empresas no están preparadas para atender un negocio virtual, que demanda tareas comparables con limpiar la vereda, arreglar la vidriera, responder pronto a quien entra al local físico.