Ventajas y reflexiones de la maternidad tardía

El parto es un hecho verdaderamente milagroso. Del cuerpo de una mujer va a emerger otro ser humano, pequeñito y capaz de funcionar con autonomía, que requiere un montón de cuidados y amor. Pero, ¿qué pasa si damos a luz después de los 40 años?

Ventajas y reflexiones de la maternidad tardía
Ventajas y reflexiones de la maternidad tardía

Durante mucho tiempo, llevé una vida muy ocupada atendiendo mi propia empresa. A los 40 años decidí hacer un alto en mis actividades porque deseaba tener un hijo. Apenas quedé embarazada, fui a visitar a un obstetra quien me dijo que, posiblemente, iba a terminar en una cesárea debido a mi edad y a mi pelvis pequeña. Recuerdo que cuando salí del lugar pensé: “Soy una mujer sana y vital, ¿por qué no podría tener un parto natural?” Y comencé la búsqueda de quien cumpliera con mi deseo y no con lo que las estadísticas decían. A los 9 meses nacía mi hijo, pudiendo disfrutar de la maravillosa posibilidad de dar a luz naturalmente.

Una opinión relevante

En entrevista con Yahoo Mujer, Raquel Schallman, partera argentina, y autora del libro Parir en Libertad: En busca del poder perdido, señalaque en su opinión, las mujeres embarazadas, de alrededor de 40 años, tienen las siguientes ventajas:

1. Están bien plantadas en la vida, ya han resuelto su carrera y han llevado a cabo una cantidad de cosas que querían hacer.

2. Su disponibilidad para la entrega incondicional a la maternidad es mucho más amplia.

3. Como un niño es como un regalo a esta altura de la vida, lo valoran más, y están más felices de ocuparse de él.

4. Sus tejidos son menos tónicos, más elásticos. De modo que los partos, si se los permiten, son más fáciles, rápidos y gozosos.

5. Probablemente, la claridad en el deseo, también facilita el parto. Y aunque hay temores diferentes que en las más jóvenes, la experiencia de vida les ha enseñado que esos miedos se pueden superar.

"Partirse" para dar lugar al milagro

A una mujer que se entera que está embarazada, se le mueve el mundo. No solo por lo que pasa dentro de su cuerpo, que está en pleno cambio, sino por cómo se instala ella en el afuera. Empieza a funcionar de una manera completamente distinta. Quizá no sea tan visible para los otros, pero ella tiene sentimientos nuevos, poderosísimos.

En el parto, ese cuerpo embarazado van a ser dos cuerpos. Será la muerte de una parte propia y el nacimiento de otro. Esta nueva realidad genera felicidad y miedo, al mismo tiempo.

El discurso médico

Cuando una mujer embarazada, que ronda los 40 años, va a su primera consulta médica, carga con ella todos los juicios que el sistema en el que estamos inmersas, ha creado sobre la maternidad tardía.

Las costumbres de las sociedades provocan que ciertos roles o estados sean admitidos como autoridades. El “doctor” es la expresión de esa autoridad. Por ello, en mi opinión, el obstetra debería tener sumo cuidado, en primer lugar, con el lenguaje que utiliza. Si bien existe un camino florido que usa el lenguaje para describir la realidad, existe un laberinto tortuoso que crea realidades a través del lenguaje. Ni los pacientes ni los médicos toman conciencia de que juntos vienen creando realidades más que describiéndolas. En algunos casos, la realidad que crea el discurso médico es de poner en alerta a la embarazada, en lugar de generarle confianza.

Como los mamíferos

En la naturaleza, cuando una hembra está por parir, abre su programa de reproducción. Todos sus sentidos están puestos en el parto. Las hormonas que se liberan son para parir. La sangre se distribuye en los órganos que la necesitan. La dilatación del cuello del útero llega a su culminación. Las contracciones son para expulsar a las crías.

Si en ese mismo momento escucha un ruido muy fuerte, frente a la percepción de una amenaza inminente, cerrará su programa de reproducción y abrirá el de defensa. La sangre irá entonces a los músculos y prestará atención al entorno. Se levantará, husmeará y solo cuando descarte la presencia de un predador, el estímulo del programa de reproducción volverá a activarse y se cerrará el programa de defensa. La sangre volverá al útero y la glucosa ya no será utilizada por los músculos de las piernas sino por los del útero; con el programa de defensa inactivado, parirá a las crías.

Lo mismo le ocurre a una mujer que está por dar a luz y percibe una amenaza: un médico que la apura, una enfermera que la maltrata, ruidos molestos, invasión física y psíquica, miedo; cerrará su programa de reproducción, abrirá el de defensa, y no podrá dilatar.

Parto natural

Raquel Schallman sostiene que “para que el parto sea natural y sano no hace falta mucho. Lo más importante es que todos los que intervengan, y fundamentalmente las parteras, recobren la magia y la sabiduría del rol. Esto no significa despreciar los avances médicos y tecnológicos, sino usarlos a nuestro favor, para facilitar el parto, haciéndolo no solo libre sino también seguro”.

Recuerda que parir siempre fue, y seguirá siendo, un acto fisiológico; es parte de nuestra naturaleza femenina. Eso sí, antes de tomar cualquier decisión y frente a cualquier duda, no olvides que debes consultar a un obstetra.

Texto: Elisa Botti, licenciada en Medicinas Naturales y Naturopatía.

Entrevista con: Raquel Schallman, partera argentina y autora del libro Parir en Libertad: En busca del poder perdido.

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