Un paso firme dio ayer la investigación por el crimen del policía Ariel Silvestre Rojas (38), apuñalado por un presunto dealer hace un mes en Godoy Cruz. Al acusado le dictaron la prisión preventiva y seguirá en el Penal hasta el juicio.
Luis Alberto Ozán fue trasladado desde la cárcel hasta Tribunales, en donde se realizó la primera audiencia importante del expediente. Este hombre está imputado por homicidio simple (delito con penas de 8 a 25 años) y ahora la Justicia avaló las pruebas en su contra y confirmó la medida de coerción.
El fiscal Carlos Torres había solicitado que el sospechoso se mantuviera detenido, en base a una serie de elementos. Principalmente la pesquisa cuenta con el aporte de testigos presenciales que describen al asesino con características físicas similares a las de Ozán.
Esta prueba podría ser reforzada con una rueda de reconocimiento que se realizará en los próximos días.
Los investigadores también cuentan con el estuche de un cuchillo que fue secuestrado en la casa de un allegado al detenido. Si bien el arma homicida no ha sido hallada, creen que en el otro objeto podrían detectar las huellas del autor. Esta información se está procesando en los laboratorios.
Estos indicios y algunos detalles más se presentaron este viernes ante el juez Sebastián Sarmiento, quien consideró que hay prueba necesaria en esta instancia como para que el acusado quede preso.
El abogado defensor de Ozán, durante la audiencia, se opuso a la preventiva y reclamó que el imputado sea liberado, pedido que fue desestimado por el magistrado interviniente.
Qué dice el imputado
Luis Ozán no declaró en el encuentro de ayer, sino que lo hizo días antes frente al fiscal.
De su relato trascendió que negó los hechos que le endilgan y manifestó ser inocente.
Esta persona aparentemente era conocida en la zona de Villa Hipódromo, donde ocurrió el crimen, por dedicarse a la venta de drogas. Sin embargo, tras el violento episodio, dejó de ser visto en los lugares que frecuentaba.
Incluso el sospechoso fue atrapado en Palmira dos semanas después del asesinato, mientras circulaba por el barrio Colonia Tracción. Efectivos policiales habían llegado hasta ese punto del Este con el dato de que allí se escondía este hombre.
Droga, pelea y muerte
El policía Rojas era tucumano y prestaba servicios en la Unidad Investigativa de Las Heras. En la noche del domingo 13 de octubre se encontraba de franco y, junto a su pareja, llegaron en un auto hasta la esquina de Don Quijote de la Mancha y Capitán Candelaria, en Godoy Cruz. La víctima se bajó del vehículo y, en la oscuridad de las calles, se encontró con un "puntero" narco.
Presuntamente iba a comprarle "alita de mosca", sustancia que se obtiene en las últimas etapas del procesamiento de la cocaína. El conflicto comenzó cuando el efectivo pagó pero el vendedor, sin entregarle la droga, salió corriendo.
Rojas salió tras él y lo persiguió más de cien metros. Al alcanzarlo hubo forcejeos y un puntazo dio en el tórax del uniformado. El agresor escapó y un taxista se acercó a asistir a la víctima, quien murió cuando la trasladaban al hospital Lencinas.