Vendió sus muebles, ahorró durante seis meses y logró ver un partido de Manu Ginóbili

Ana Paula Ciapinna es fanática del "Pibe de 40" y se puso como objetivo poder disfrutar de un partido de su ídolo y lo cumplió.

Vendió sus muebles, ahorró durante seis meses y logró ver un partido de Manu Ginóbili
Vendió sus muebles, ahorró durante seis meses y logró ver un partido de Manu Ginóbili

Los ídolos logran que la gente haga cualquier tipo de cosas para poder conocerlos, sacarse una foto o poder hablar con ellos... y más si son argentinos.

Esta es la historia de Ana Paula Ciapinna, una chica oriunda de General La Madrid, provincia de Buenos Aires que decidió cumplir su sueño de conocer a Manu Ginóbili, cueste lo que cueste.

Esta fanática del básquet tuvo un click en su vida y fue el partido de la selección Argentina ante Sebia, donde Manu ganó el partido con una palomita inolvidable. En ese momento Ana Paula se declaró fanática del "pibe de 40": "Soy muy fanática de él, tanto como deportista, como profesional y como persona”.

Por esa razón se puso un objetivo: poder ver un partido de San Antonio y tratar de conocer a su ídolo. Y lo logró.

Para cumplir esta hazaña Ciapinna hizo muchos esfuerzos como vender sus muebles para poder costear el viaje: "vendí todos los muebles de mi casa, ahorré seis meses y dejé de hacer muchas cosas para poder ver a Manu", confesó.

“El viaje a San Antonio me lo propuse después de ver su protagonismo en los playoffs de la temporada pasada de la NBA, sin saber si Manu iba a seguir jugando. Ahorré desde octubre de 2017 hasta marzo de este año”, cuenta Ana Paula.

Si bien ya lo había visto en los Juegos Olímpicos y en partidos en Buenos Aires, Ana Paula quería completar la trilogía con un partido en la NBA antes que Manu decidiera retirarse y lo logró, pero con un plus: tuvo a su ídolo cara a cara y le firmó una bandera.

“Sólo le dije gracias. Era tanta la emoción que tenía ese día, que no podía hablar. Ni siquiera pude decirle de dónde era. No le pregunté si seguía un año más. Cuando se me acercó, me firmó la remera y nos tomamos un par de selfies. Me dijo: ‘Tranquila, tranquila'”, contó todavía emocionada.

Una historia que terminó con un final emocionante y feliz.

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