"No tengo más que ofrecer que sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor". Winston Churchill, Inglaterra, 13 de mayo de 1940.
"La salida de la Argentina no es con dos cosechas buenas, es con sangre, sudor y lágrimas". Alfredo Cornejo, Mendoza, Argentina, 9 de marzo de 2019.
En nuestra crónica política de Vendimia 2018, reprodujimos una frase dicha en nuestra crónica de Vendimia 2017, que a su vez se refería a Vendimia 2016, o sea las tres primeras de la dupla gobernante Macri-Cornejo. Decíamos: "Al igual que el año anterior, los empresarios se mostraron benévolos con los nuevos gobernantes. No pidieron gran cosa ni los políticos ofrecieron gran cosa. Sólo mostraron preocupación por la inflación, insinuando que si el año que viene no se frena en serio, las simpatías mutuas comenzarán a perderse".
Que es lo que ocurrió en Vendimia 2018. El discurso de la Coviar se pareció mucho más a los que los empresarios pronunciaban en los años de Cristina Kirchner que a los tres anteriores de Cambiemos: las simpatías mutuas comenzaron a perderse. La maldita inflación sigue siendo el termómetro con que se mide la temperatura de la política y la economía. Y la fiebre está más alta que nunca. Con algo aún más preocupante: que ni siquiera parece ser la política económica macrista la criticada por la industria de la vid, sino la incapacidad de los funcionarios para gestionar, como que en vez de conducir la realidad, la realidad los estuviera conduciendo a ellos. Es lo mismo que sienten los ciudadanos de a pie cuando aumenta el dólar, porque parece que el dólar hace lo que él quiere, hagan lo que hagan los gobernantes. Sensación de navegar a la deriva. Y eso se notó ayer en la parte política de Vendimia. Nervios por doquier ante una realidad que parece indomable.
Antes, cuando no venían funcionarios nacionales de primer nivel, era porque estaban enojados con los gobernantes mendocinos. Ahora no vienen porque el pueblo mendocino está enojado con ellos y porque las cosas no andan bien en Cambiemos. Salvo secretarios relacionados con el sector de la vid, el único político de nivel que vino fue Emilio Monzó, principal referente del área “política” del macrismo, cercana a la UCR y ninguneada por el Pro.
Ante el durísimo discurso de la Coviar, el secretario nacional de Agricultura sólo atinó a pedir paciencia porque aunque no se veía, íbamos por el buen camino. Pero lo dijo tan resignadamente que ni él parecía convencido.
Fue entonces que Cornejo asumió en sí mismo los dos papeles: el provincial y el nacional. El provincial para defender su gestión diciendo que él los deberes los hizo y que las bases para la reconversión del sector ya están, pero ahora se necesita que las elites vitivinícolas se pongan de acuerdo entre sí, que la oposición sea capaz de consensuar y que el Gobierno nacional cure una economía que sigue enferma, no porque él la haya enfermado sino porque no la supo sanar. Luego le insinuó a Macri que le ponga alma, corazón y vida a su gestión, e incluso hasta un poco de relato. Aunque para ello deba pedir sangre, sudor y lágrimas al pueblo. He aquí al mendocino queriendo en su perfil nacional elevarse a las alturas imperiales de Churchill para insuflarle energía a un macrismo escaso de sangre política. Épica pura y dura para no quedar pagando ante los empresarios. Y para varias cosas más.
Mientras Cornejo proponía prepararse para la guerra, Rodolfo Suárez se ponía al frente de la campaña local e iniciaba en la fiesta el combate contra su rival interno, Omar De Marchi, proponiendo nada menos que a Martín Kerchner como intendente de Luján. Para ponerlo nervioso a De Marchi e indicar que la campaña será más una interna de Cambiemos, que entre partidos opuestos.
El PJ, por su lado, pensaba sólo en la re-reelección de los intendentes que les está peleando Cornejo, quien ahora, mortificándolos aún más, les pidió que no adelanten sus comicios a la espera del fallo judicial. Lo hizo para ponerlos nerviosos sabiendo que no son populares las reelecciones. Pero ante la mojada de oreja, el intendente de San Martín, Jorge Omar Giménez, hizo uso de la mejor picardía peronista para lidiar con la picardía radical, diciendo que le acepta a Cornejo unificar las elecciones municipales con las provinciales, si Cornejo unifica las provinciales con las nacionales. Lo hizo para ponerlo nervioso a Cornejo sabiendo que además de las reelecciones, tampoco son populares los desdoblamientos. Y para desnudar que Cornejo no quiere pegarse a Macri.
En fin, que esta indescifrable e imprevisible campaña electoral será una guerra de nervios que la ganará el que sepa mantenerse más calmo. Ayer en Vendimia se puso en escena el trailer de la película que veremos este año en Mendoza y a lo largo y ancho de todo el país.