Vendimia, esa fiesta incómoda para los presidentes - Por Leonardo Oliva

Hubo 35 vendimias desde el retorno de la democracia y en sólo seis de ellas vino el presidente (o presidenta) de turno.

Vendimia, esa fiesta incómoda para los presidentes - Por Leonardo Oliva
Vendimia, esa fiesta incómoda para los presidentes - Por Leonardo Oliva

En exactamente dos semanas estaremos con la “resaca” de los actos centrales de la Vendimia. Esa Fiesta nacional que, no se enoje nadie, es más bien provincial porque suelen ser escasas sus repercusiones en el resto del país. Salvo algún escándalo (aquel manzanazo a Mirtha Legrand, una reina desbocada) o la visita ocasional de un presidente (o presidenta). Sobre esto último, todo indica que la Fiesta 2020 volverá a estar afuera de la agenda del Ejecutivo nacional.

Desde el Gobierno provincial, cumpliendo con el protocolo oficial, ya enviaron en enero la invitación a Alberto Fernández. “Sería un honor que el presidente viniera a la Fiesta de la Vendimia”, declaró hace poco -¿para salir del paso?- el gobernador Rodolfo Suárez cuando le preguntaron si el primer mandatario iba a venir a Mendoza. También la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner tiene su “save the date” vendimial, es decir la reserva de fecha que sirve como invitación oficial al evento. Ninguno de los dos ha confirmado si vendrá a Mendoza el 7 de marzo.

Sería una rareza teniendo en cuenta que Suárez es uno de los (pocos) gobernadores opositores a la gestión nacional. Es decir, ninguno de los Fernández jugaría de local aquí.

Si Alberto, pese a la lejanía política, acepta y se sienta en el palco oficial del Carrusel a atajar melones y racimos de uva, rompería con casi una década de vendimias sin presencia presidencial. El último presidente que participó de una Fiesta fue precisamente Cristina Kirchner en 2011, cuando estaba en campaña para la reelección que conseguiría meses después.

La Vendimia parece ser una fiesta incómoda para un presidente. Suele recibir más reclamos que elogios y las principales figuras, donde se posan todos los ojos, no están en los palcos oficiales sino arriba de los carros llevando corona. Por eso los gobernantes de la Nación prefieren eludir la invitación, salvo que estén en campaña.

Desde 1983 se han realizado 35 vendimias en Mendoza y en sólo seis de ellas vino el presidente (o presidenta) de turno. Raúl Alfonsín sólo participó una vez, en la primera Fiesta tras el retorno de la democracia. Fue en 1984 y en medio de una grave crisis vitivinícola por la caída del Grupo Greco.

Hubo que esperar 10 años para tener al presidente en los festejos vendimiales: en 1994 vino Carlos Menem, la única vez en sus dos gobiernos. El ex mandatario también pensaba en su reelección y tenía bien fresca en la memoria su primera Vendimia, la de 1987, cuando como gobernador riojano se dio un baño de popularidad caminando entre la gente en el Carrusel con sus largas y pobladas patillas.

Su sucesor, Fernando de la Rúa, sólo vino en 2000. Claro, su gobierno se acabó pronto pero esa brevedad no le quita que haya vivido el momento más intenso -y grave- de un presidente en la Fiesta: el motín vendimial que opacó aquellos festejos.

La caída de De la Rúa generó un caos político y económico que también afectó a nuestra Fiesta (cómo olvidar aquel espectáculo con caballos en el estadio Malvinas), por lo que no hubo presidente que se animara a venir a ver tal malaria.

Fue Néstor Kirchner quien en 2005 volvió a poner el sello de la Casa Rosada al Carrusel. Tenía una buena razón: estaba empezando su romance político con el entonces gobernador Julio Cobos, por lo que ambos se pasearon por los festejos como tortolitos.

Esa vez, Kirchner vino acompañado por su esposa, quien dos años después asumiría la presidencia con Cobos como vice (una historia de amor que se acabó muy pronto). En ese 2007 Néstor no vino, sino que mandó en su representación a su jefe de Gabinete, Alberto Fernández. Sí, el mismo que ahora está invitado como presidente.

Pero volviendo a Cristina, debutó como primera mandataria en la Vendimia en 2009, un año después de la pelea con el campo que originó la grieta de la que aún no salimos. En ese clima caliente CFK estuvo blindada: no se mostró en el Carrusel y evitó a la prensa y a Cobos, el vice “traidor”.

Dos años después, como dijimos, Cristina volvió y desde entonces la silla del presidente en la Vendimia ha permanecido vacía.

Mauricio Macri amagó siempre pero no vino nunca en sus cuatro años de mandato. Sí lo hizo en 2015 como jefe de gobierno porteño y -oh casualidad- candidato a presidente. Cargo que ganó, asumió y, como sus antecesores, evitó traer a la incómoda Fiesta de la Vendimia.

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