El 24 de julio de este año la Legislatura dio sanción definitiva a la denominada Ley de Talles (8.579). Ésta obliga, una vez que entre en vigencia, a todos los locales y comercios de ropa mendocinos a ofrecer los denominados talles especiales -aquellos que superen el estándar XXL o que estén por encima del 58-60, dependiendo cómo se mida el talle.
En paralelo a la ley -actualmente Gobierno y comerciantes están trabajando en la reglamentación y en la concientización-, se da una situación particular en Mendoza: la demanda de talles especiales ha crecido considerablemente. Esta situación se vislumbra con notable fuerza en las casas encargadas de confeccionar uniformes de trabajo y hasta escolares.
"Este año tuvimos que poner especial hincapié en los guardapolvos para chicos en talles especiales. Cada vez hay más gente, en especial chicos de 11 o 12 años, que los necesitan", indicó Manuel Lorenzo, propietario de Grupo Textil.
Por su parte, Miguel Aguilar (de Talle Grand) indicó que la Ley de Talles surge, justamente, a raíz del incremento de la demanda de este tipo de ropa. "Eso significa también que, lamentablemente, ha aumentado el porcentaje de gente con sobrepeso. Una cosa va de la mano con otra", indicó, al tiempo que agregó que se han sumado más casas de ropa 'tradicional' que ofrecen talles especiales.
La nutricionista Érica Balls también vinculó el aumento en la demanda de talles especiales con el creciente sobrepeso en la población. "Por supuesto que tiene que ver. El nivel de obesidad y sobrepeso en la población es muy alto. En Mendoza, entre 30 y 40% de la población tiene sobrepeso, que es estar hasta 10 kilos por encima del peso ideal. Y la obesidad se ha transformado en una pandemia", indicó la especialista.
A medida
Al igual que Lorenzo, la totalidad de los comerciantes consultados por Los Andes coincidieron en que cada vez más les encargan uniformes o ropa de trabajo en talles especiales.
"Nosotros hacemos los uniformes para una cadena de supermercados y desde hace algunos años confeccionamos talles más grandes, haciéndolos en algunos casos a medida. El objetivo es facilitarle a las personas la compra de uniformes, tanto en los pedidos de la empresa como en nuestros locales. Estamos trabajando para que todas las personas tengan la opción de encontrar su talle", explicó Daniel Mayo, de Uniformes Mendoza. La empresa también confecciona la ropa de trabajo de algunos comercios bonaerenses.
"En reuniones que hemos hecho con el Gobierno, donde se ha tratado la Ley de Talles, he propuesto que no sólo haya talles especiales, sino que además tengan sus propios diseños los talles más grandes", contó Mayo.
Además resaltó el trabajo que está haciendo el Gobierno para preparar el terreno cuando la ley entre en vigencia. "Nosotros podemos confeccionar estos talles porque somos fabricantes, pero es muy difícil conseguir talles especiales. Ni hablar cuando la ropa viene de afuera y las denominaciones no son las mismas. Por ejemplo, la que viene de Oriente no es igual que la que viene de Europa. La ropa de trabajo tiene que ser siempre cómoda", indicó.
Además, resaltó que una de las cosas en las que resta trabajar para reglamentar la ley es definir qué se considera talle especial, algo que no será fácil teniendo en cuenta que no hay un único estándar en la fabricación de prendas.
En la misma sintonía se mostró Beti Retamales, de la casa Los Tres Gorditos, quien resaltó que "ha crecido mucho el pedido y la venta de talles especiales".
Según precisó la encargada del local ubicado en la calle Córdoba, desde hace dos años subió la demanda de esta ropa. "Pero no es algo que pase sólo con talles grandes. También han crecido las consultas por los talles especiales más chicos. Se ve que en los chicos, por ejemplo, esto les afecta mucho", contó la mujer, quien reconoció que el aumento en la venta de estas medidas se puede dar en parte al crecimiento de la población con sobrepeso, pero también porque la gente de a poco va asumiendo su cuerpo.
“No sólo se vende mucho la ropa grande entre los mendocinos, sino que muchísimas personas que vienen de vacaciones desde otras provincias compran la ropa de trabajo en Mendoza porque dicen que donde viven no consiguen. Gente de Mar del Plata se ha llevado mamelucos especiales”, indicó la mujer. Además, consideró que la Ley de Talles es “muy importante, porque a mucha gente le cuesta conseguir ropa cómoda y de su talle. A veces terminan comprando lo que consiguen”.
En este local los talles de las camisas van desde el 38 hasta el 62, que es para gente que pesa entre 170 y 180 kilos. Mientras que el pantalón más grande que confeccionan es talle 74 (para quienes pesan más de 200 kilos).
Lorenzo, de Grupo Textil, coincidió con Retamales al indicar que los pedidos especiales se dan “tanto para arriba como para abajo” (en alusión a las personas que están muy excedidas de peso y a aquellas que están muy por debajo). “La Ley de Talles hace falta porque el problema se da con los talles muy, muy grandes o muy, muy chicos. Nosotros hemos tenido que hacer ropa XXS. Y si no tenés tu propia fábrica, olvidate de conseguirla”, indicó el fabricante.
La firma de Lorenzo tiene dos submarcas: una de ellas destinadas a cocineros y trabajadores gastronómicos y otra para ropa de trabajo y uniformes escolares.
“Desde siempre el rubro de la gastronomía es para personas un poco más ‘gorditas’, es algo que hemos notado desde que hacemos ropa para este público. Pero desde hace un tiempito se han acrecentado los pedidos especiales, para personas de entre 120 y 130 kilos. En esos casos ya hacemos la ropa a medida, pero si no tenés fábrica, olvidate”, explicó Lorenzo.
Según indicó el empresario textil mendocino, cuando se presentan a licitaciones también tienen que separar algunas prendas para talles especiales. “También hay un tema y es que terminan siendo prendas un poco más costosas, porque necesitan un molde y confección especial. De XXL en adelante, o sea lo que es para personas de más de 100 kilos, ya lo consideramos talle especial. Nosotros trabajamos hasta el talle 5XL, que es para personas de más de 150 kilos”, indicó.
“De a poco se van sumando más casas que trabajan con talles especiales y eso es bueno”, sentenció por su parte Aguilar, de Talle Grand.
Desde el punto de vista profesional, la nutricionista Balls agregó que son preocupantes los desórdenes alimenticios sociales.
“Desde el área de Desarrollo Social de Maipú hemos detectado el problema en varias escuelas. Ya no diferencia por clase social, sino que es un problema general. Pese a que el Estado no está trabajando con una política especial, la obesidad se ha transformado en una pandemia. Y el crecimiento de pedidos de talles especiales está directamente vinculado con el crecimiento de la población obesa”, resaltó, deteniéndose en los otros problemas y enfermedades que acarrea la obesidad (diabetes e hipertensión, entre otras).
Falta de unificación de talles
Un problema recurrente con el que se encuentran comerciantes y fabricantes de ropa, así como también los clientes, es que no existe un único criterio para separar las medidas. Entonces, lo que es XL para una casa, tal vez sea L o XXL en otra y eso termina reflejándose en confusión entre los clientes.
“Hay algunas casas que lo único que hacen es poner una etiqueta de XXL, pero el talle es el mismo que el XL. O si no, por dos talles más te cobran hasta cien pesos más por una prenda. Es todo un tema la falta de estándares para las marcas de ropa. Además, notamos que a los gorditos el llevar X o muchas X en la ropa los estigmatiza, entonces nosotros hemos dejado de usar esa denominación y la hemos cambiado por números”, relató Claudio, quien fabrica remeras y además es usuario de los talles especiales.
Al respecto, la nutricionista consultada indicó que “es todo un problema” lo que tiene que ver con encontrar el talle indicado.
“La gente se queja porque un talle 40, por ejemplo, no es el mismo en dos locales distintos. Hay locales que venden ropa 40 y son para nenas de 15 años. Creo que la industria de la ropa no se amolda a la realidad social. Entonces la gente termina comprando la ropa que consigue y lo que puede. Hay mujeres que compran ropa de hombre y todo termina generando frustración y baja autoestima”, sentenció Balls.