A inicios de noviembre, vecinos de las hermosas cascadas de Agua Azul, uno de los atractivos naturales más populares del sur de México, vieron azorados como, de un día para otro, el nivel del agua empezó a descender hasta dejarlas prácticamente secas.
El susto no fue menor pues la gran mayoría de ellos vive de actividades totalmente dependientes de los miles de turistas que visitan diariamente este parque, ubicado entre los municipios de Tumbalá y Chilon, en el sureño estado de Chiapas.
Por ello, decidieron poner manos a la obra y traer de vuelta al lugar el brillante torrente de agua azul turquesa que le da nombre.
"Aquí es un centro turístico del que dependen muchos ejidos (localidades rurales que están) alrededor... y si no hay turistas no hay empleo", explica Juan Manuel Hernández, un comerciante de la zona.
Varios pobladores se lanzaron a explorar cuesta arriba el cauce donde encontraron acumulación de piedras, troncos y demás sedimentos que provocaron el desvío del agua. Los removieron manualmente, con picos y palas, en una labor pesada y lenta que se podría agilizar con maquinaria, la cual le piden al gobierno.
Con todo, el trabajo de los pobladores ha permitido que algunos tímidos chorros de agua vuelvan a surcar sobre las enormes rocas que dan forma a la cascada.
"Con las redes sociales se dispersa en todo el mundo la noticia y lo que hace es dar mala imagen a nuestro centro turístico, llega poco turista ya con la información de que ya no hay agua", agrega Hernández.
Un comunicado de la Presidencia de México se informó que el flujo de agua que nutren estas famosas cascadas se verá normalizado durante el mes de diciembre. Gracias al trabajo en conjunto con las comunidades de la zona que pudo restablecer el caudal y aseguró que "todo volverá a las condiciones originales el próximo mes".
La estatal Comisión Nacional del Agua (Conagua) explicó que la disminución del caudal del río Agua Azul, que bajó casi un metro la semana pasada, se debió a un colapso de su borde izquierdo que hizo que gran parte del agua que alimenta la cascada, se desviara hacia otro ramal.
El colapso responde a la acumulación de sedimentos pero también a la alta sismicidad que ha presentado recientemente la zona, cuyo suelo de roca caliza se degrada de manera natural y es más vulnerable ante la presencia de movimientos telúricos, detalló Conagua en un comunicado.
Los estados sureños de Chiapas y Oaxaca fueron sacudidos el pasado 7 de septiembre por un potente terremoto de magnitud 8,2 que provocó casi un centenar de muertos.
Para restablecer las condiciones hidráulicas originales, la Conagua dijo que realizará trabajos de excavación en la zona donde se desvía el agua para así reorientar el flujo a su condición habitual, además de restituir el bordo colapsado.