Vecinos del oeste de Chacras se quejan por falta de agua

Varios barrios de este sector carecen del servicio. El suministro llega en camiones tanque, que a veces demoran las entregas.

Vecinos del oeste de Chacras se quejan por falta de agua
Vecinos del oeste de Chacras se quejan por falta de agua

Es complicado, por no decir traumático, conseguir el suministro de agua potable al oeste de la ruta provincial 81, donde se escalonan varios barrios, zona que Las Heras denomina como Sierras de Encalada, y que Luján de Cuyo sigue llamando Chacras de Coria.

El sector, obviamente, no tiene provisión de agua por red, y en muchos de los conglomerados el imprescindible elemento se obtiene de dos o tres perforaciones. En el resto de los casos, es suministrado por camiones regadores de los municipios de Luján y Las Heras.

Toda esa jurisdicción está perjudicada en su crecimiento por un añejo entredicho de límites, que tiene de rehenes a sus pobladores. Cuando los suministros de los transportes municipales fallan, y de hecho ocurre bastante a menudo, los pobladores recurren al pago de "tanqueadas" particulares , con un costo que oscila entre $ 100 a $ 450.

Uno de los barrios que acusa más dificultades con el aprovisionamiento de agua, es el llamado Agrupación Gaucha de los Andes, que habitan unas 50 familias. Está a mitad de trayecto del Camino de la Unión, construido por Las Heras, y se ubica al lado de otro asentamiento humano que ha logrado progresos, Granjas Lomas de Chacras, que tiene gas por cañería y dispone de una red de distribución de agua, a partir de pozo.

No hay un censo definitivo, porque la improvisación es marca registrada en este territorio, pero se estima que ya hay entre 1.000 y 1.500 casas, y sin embargo el tema del agua es una frustración para muchos moradores de las barriadas que van trepando la serranía.

En Agrupación Gaucha... la limitación en cuanto al líquido importa a muchos residentes, pero cuatro familias salieron a plantearlo abiertamente.

"Es verdad que que las municipalidades del conflicto (de límites) nos proveen de agua, pero en ocasiones no llegan a tiempo y pasan semanas sin que nos abastezcan", contó Verónica Vargas, madre de dos hijos pequeños. De hecho refirió que en una oportunidad transcurrió un mes y medio sin la entrega de la preciosa carga, que en general alcanza para 15 días en un hogar tipo. Si para Verónica la principal preocupación son sus pequeños vástagos, en el caso de su vecina, Soledad Domen, su inquietud es porque convive con sus suegros, ya mayores, y uno de ellos diabético. "El agua, señala, es imprescindible para nosotros".

Ambas amas de casa confesaron que cuando compraron con sus maridos las propiedades que habitan, no estaba fehacientemente precisado la carencia del imprescindible elemento. "Cuando adquirimos -precisó Soledad- nos dijeron que no tendríamos problemas con el agua, lo que de hecho no ocurrió".

Otro morador, Daniel Cisilotto, por razones laborales no tiene tiempo para esperar al camión proveedor, y entonces paga en forma particular un tanque en forma periódica; su contenido le dura un poco más de dos semanas.

Los vecinos consultados manifestaron que la Agrupación Gaucha de los Andes, que dio origen a este hábitat precordillerano, sí posee una perforación, pero sus autoridades manifiestan, según el vecindario, que no están en condiciones de ampliar el servicio a otros usuarios.

"Estoy cansada"

Otra lugareña escéptica es Cristina González, con 7 años de residencia en Agrupación Gaucha.., ya que habita la vivienda con sus padres mayores. "Si no te traen agua en camión, la de los pozos es salada, no se puede tomar", afirma esta mujer, quien manifiesta estar cansada por las idas y vueltas que acredita el tema del agua.

Lo peor, y admitido por propios y extraños, es que el sistema de aprovisionamiento del líquido en el área no tiene solución a la vista, y mucho menos mientras se mantenga la disputa limítrofe.

El agua, como plantean casi todos los residentes al oeste de la ruta 81 (ex Panamericana), es uno de las carencias más acuciantes, pero no el único. La zona, por raro que parezca, también tiene ruidos molestos, originados en el alto volumen de la música cuando se hacen fiestas juveniles.

Además, las calles, en realidad callejones comuneros, no están bien delimitados y ni trazados, y cuesta ubicar las direcciones por la ausencia de carteles y numeración.

Por si fuera poco, no faltan desaprensivos que arrojan basura y escombros en los espacios compartidos, que los municipios tardan en retirar.

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