Tres Esquinas de Cañada Seca, obtuvo su nombre de la intersección de rutas en el sur provincial que ha trascendido los tiempos debido a su trágica diagramación vial que no fue actualizada desde su aparición hasta la fecha.
En estos días los vecinos muestran su preocupación nuevamente porque fue retirado el obrador de la empresa que supuestamente iba a empezar los trabajos para construir una rotonda. Sólo ha quedado un cartel.
Tan preocupados están que el 13 a las 10.30 realizarán una asamblea vecinal, que es convocada a través del portal "Una voz de Cañada Seca" conformado por vecinos de la misma comunidad. Esta asamblea, según se indicó, podría resolver otro corte ese mismo día para hacer el reclamo.
"Estamos cansados de que nos mientan", afirman porque "nos dicen que ya han hecho los estudios para hacer la obra pero ahora se han ido. Sacaron a la policía que habían puesto después del accidente de setiembre del año pasado y no han arreglado la iluminación".
El lugar es el nudo vial de la Ruta Nacional 143, que dibuja una curva al empalmar con la ruta provincial 165 y se cruza con la calle Tomás Abete (camino al ex cementerio y hoy ruta de desvío de carga pesada que une a otra ruta provincial de gran tránsito como es Línea Ancha, que une a las nacionales rutas 143 con la 146).
A simple vista (el empalme de la ruta 143 con la 165, de sur a norte), se puede apreciar que es difícil seguir el trazado porque sólo está demarcada horizontalmente la ruta nacional (donde hace la curva) y en horas de la noche es casi imposible saber que existe una intersección porque la señalización vertical también es escasa, especialmente por las rutas provinciales.
“La cosa es sencilla”, afirman los vecinos en el portal. Cuando Guillermo Vergara se mató el pasado 26 de setiembre, se produjo un espontáneo y fugaz corte de ruta. Apenas cinco días después, ya estaban los funcionarios con sus planos de rotonda, y sus mil juramentos jamás cumplidos.
“Aunque desconfiados, los vecinos decidieron dar un crédito a sus palabras y colaborar con las autoridades, pero esto no fue más que una pérdida de tiempo, medida en exactamente cinco meses.
“Los funcionarios -agregan en sus declaraciones los vecinos- sólo querían darle largas al asunto, apostando al desgaste de la movilización vecinal, con la secreta esperanza de que todo se olvidara...”.
Lo cierto es que semanas atrás hubo otro accidente fatal que cobró la vida de otro vecino, Juan Carlos Araya, y esto es lo que ha puesto nuevamente sobre el tapete la necesidad de esta obra.
Según expresó un ex delegado municipal en la zona, Eduardo Fornés de 90 años, ya en 1972, durante su gestión, se hicieron petitorios para que se solucionara este problema que a largo plazo, tal como ocurrió, traería tragedias a la zona por el rápido crecimiento del flujo vehicular.
Desde los organismos oficiales involucrados se sostiene desde octubre del año pasado que es una obra que hay que estudiar para determinar qué se realizará. Han pasado 5 meses y los vecinos ven con preocupación que no hay indicios de inicio de obras más que la gente que estuvo realizando mediciones hasta la semana pasada.