Los problemas de abastecimiento de agua y del funcionamiento del sistema cloacal en diferentes zonas del Gran Mendoza siempre reaparecen, aunque se agudizan en verano.
Ahora, en la cola del invierno, habitantes de las inmediaciones de Sargento Cabral, esquina Brandsen, en el llamado sector del puente Minuzzi, plantean que en esta época ya sufren problemas de baja presión de agua.
Éstas y otras quejas plantearon los vecinos Juan Oscar Nadal (comerciante), Cristina Gentile (abogada), Alberto Gómez (comerciante) y la ama de casa María del Carmen Tescari.
Manifiestan que aunque es invierno no tienen en sus hogares suficiente presión de líquido, situación que se agudiza en las propiedades de 2 plantas. "Sabemos -dijo Nadal- que las cañerías son antiguas, pero algo se podrá hacer para mejorar el servicio de una prestación básica como es el agua".
Los vecinos consideran que parte de las dificultades en el suministro es también debido a la existencia de conexiones clandestinas desde Maza, Baigorria y Sargento Cabral Cabral hacia el sur. "Algunas -dijeron- pasan por el fondo de nuestras casas".
Gómez sostuvo que hizo 5 reclamos entre abril y el pasado 4 de agosto por falta de agua "en días templados y con afectación en la planta baja ¿se imagina lo que puede ser más adelante?".
Además de la obsolescencia de tuberías y otros defectos detectados en el área por la gente, señalaron que una menor dotación del imprescindible elemento podría deberse a la presencia en la zona -densamente poblada- de un lavadero industrial y un centro asistencial privado.
Nadal comentó que "en la prestadora del servicio nos dicen que la presión está bien, pero el personal viene muy temprano a hacer el control, y a primera hora es posible que se registre una mejor entrega, pero si la medición se hiciese al mediodía o en la tarde, comprobarán que tenemos razón. Deberían adaptar las cañerías al crecimiento edilicio que tuvo la zona en estos últimos años, pero la falta de inversión es notoria".
Fuera de control
Sobre el sistema cloacal dijeron que la falta de renovación de equipamiento, es la causante de los inconvenientes. En un punto de la vereda norte de Sargento Cabral, mostraron la existencia de un desborde de líquidos, que por las emanaciones afectó a los vecinos en general. Al entender de estos pobladores, al taparse una válvula de contención, determinó que el agua servida saliera al exterior hacia veredas, acequias y calle.
"Pensamos -afirmaron los damnificados- que una limpieza profunda de conductos y cámaras, se traducirían en una mejor prestación. No vamos a cortar la calle por estas limitaciones que sufrimos, pero aspiramos a soluciones". Sobre la presunta descarga de elementos que cooperen en la obturación de conductos, afirmaron que en una ocasión el personal de la repartición oficial utilizó 28 varillas para limpiar un taponamiento importante, en especial un gran volumen de algodón.
En el lavadero industrial de Brandsen al 1700, dedicado al lavado de ropa de hoteles, su titular, Alicia Herce, manifestó que no se puede imputar las carencias del área a su establecimiento. "Cuando empezamos, hace 10 años, las cañerías ya eran viejas. Utilizamos líquido de otra red, no de la general. Además, también sufrimos los inconvenientes, al punto que en épocas de mucha demanda, compramos agua que nos traen en camiones a razón de $ 1.200 por viaje". En cuanto a los efluentes, señaló que van a un depósito especial y una vez por mes Aysam toma muestras para determinar el pH (medida de acidez o alcalinidad).
En tanto, en la Clínica Francesa, sobre la Costanera, representantes del directorio contestaron, ante consultas de este diario, que el centro médico posee una cisterna de 50.000 litros para acumular agua. Además, dijeron que existe una "trampa de trapos" que filtra los residuos gruesos, por lo que, a su juicio, difícilmente los residuos gruesos puedan llegar a la red cloacal. "Además, disponemos de los permisos ministeriales y municipales para desempeñarnos", añadieron funcionarios de la administración del centro asistencial.