“Es un trabajo comunitario y estamos todos atrás del mismo sueño, que es el sueño que cualquiera puede tener: el de su propio hogar”. La frase, acompañada de un suspiro que connota esperanza y tranquilidad, pertenece a María Tapia.
Con 37 años, la mujer se ha transformado en una de las referentes del humilde asentamiento Junín (que va camino a ser barrio), lugar al que llegó hace poco más de 7 años. De hecho, todos los pobladores más antiguos del precario conglomerado lasherino llegaron junto a María.
Haciendo honor a la ultra conocida frase “la unión hace la fuerza”, hace poco más de dos años las 140 familias que viven en el lugar comenzaron a trabajar en conjunto con el objetivo de hacer realidad el sueño de urbanización.
Y, con la ayuda de la Municipalidad de Las Heras, los pobladores del lugar ya están trabajando en la confección de los bloques con que construirán sus propias casas. Pasando en limpio: los futuros dueños están trabajando en la construcción de sus casas.
Hasta el momento, los vecinos han levantado dos obradores -construidos con bloques fabricados por ellos mismos en la bloquera municipal-, y además ya han limpiado uno de los sectores del barrio, de donde quitaron las casas de caña, adobe y chapa que estaban en el lugar -y donde vivían varias familias- y ya han abierto algunas calles y desmalezado la zona. Allí está previsto que entre julio y agosto del próximo año ya estén las primeras 42 casas del barrio terminadas.
“Lo primero que hicimos fue limpiar el terreno. Hace cuatro meses empezamos y la gente que estaba viviendo en este sector (donde se va a construir) se mudó para el otro lado del barrio.
Muchos se fueron a vivir con familiares y otros con amigos que tienen sus casas ahí. Estamos muy contentos y además estamos trabajando nosotros por nuestra casa. No queremos que nada nos venga de arriba”, destacó Oscar Villalobos, quien vive en una de las precarias casas lindantes al terreno donde se completará la primera etapa.
“Somos 130 personas trabajando full time, todos aportando en lo que se puede. Además de los vecinos que están trabajando en la bloquera, también estamos los que trabajamos en la limpieza. Incluso yo tengo una sobrinita que está en silla de ruedas y, como pudo, quiso ayudar sacando yuyos”, agrega María Tapia emocionada.
En comunidad
El asentamiento se encuentra enclavado casi al final de la calle Junín y de ahí toma su nombre. Más allá de las precarias casuchas de nylon, paja y lata, nadie siquiera intentaría convencer a sus habitantes de que eso no es un barrio.
“Es mi barrio, es nuestro barrio y todos trabajamos por él”, repite emocionada una y otra vez María, quien resalta que ni siquiera hay basura en los pasillos, ya que todos se esfuerzan por mantenerlo limpio.
En 2007 empezaron a asentarse las primeras familias en el lugar, que linda con el barrio Democracia. Geográficamente, toda esta zona se encuentra del lado Este del Acceso Norte, detrás de un reconocido shopping para artículos de construcción. Con lo que pudieron fueron levantando sus casitas y así fue creciendo la población, hasta llegar a las 140 familias que la comuna censó recientemente.
Durante los últimos años, la figura de María se transformó en la de la referente del barrio. Fue ella quien, haciendo trabajo de hormiga, empezó a ir todos los días a la Municipalidad buscando una solución habitacional.
“Lo hice por la necesidad de todos los niños que viven en el lugar y que no tienen ninguna comodidad. Viven bajo nylon, bajo chapa. Hay muchos niños que tienen discapacidades en el lugar y sentí que merecen una vida mejor.
Empecé a golpear varias puertas en el municipio. Al principio costó bastante, pero por suerte dio resultado”, cuenta la mujer, a quien todos resaltan en el barrio.
Así fue como ella comenzó a gestionar lo que hoy va camino a concretarse en la realidad: el barrio Junín. De hecho, el próximo 8 de enero los primeros vecinos que podrán tener sus casas presentarán en Las Heras las carpetas de sus viviendas.
“Las primeras viviendas van a ser para aquellas familias que tengan integrantes que sufran alguna discapacidad. Eso es algo en lo que nos pusimos de acuerdo , dentro del barrio”, destaca Tapia.
Son los propios vecinos los que levantarán sus casas e, incluso, ya están fabricando los bloques con los que las construirán.
La bloquera fue inaugurada recientemente, se encuentra en la calle Independencia y es una prueba piloto que la comuna está llevando adelante con los vecinos de este barrio.
De hecho, hasta allí se dirigen a diario varios habitantes del Junín con la idea de dar forma a la materia prima para sus propias casas. “Vamos temprano y estamos hasta las 6 ó 7 de la tarde, cuando ya empieza a caer el sol.
Ahí volvemos”, acota Martín Heredia, uno de los vecinos que trabaja en el lugar. Según consignaron desde la Municipalidad, a diario se producen cerca de 300 bloques y a futuro la idea es inaugurar distintos establecimientos similares para repetir esta experiencia con otros barrios.
“Ya construyeron los obradores y de la misma forma van a construir las casas. Estamos todos muy contentos, porque la verdad es que es una muy buena idea.
¿Quién no quiere tener su casa? Lo mejor es que somos los mismos que vamos a vivir ahí los que la construimos”, agrega Olga, otra vecina que levantó una casa de caña en el lugar, pero que la perdió hace poco a raíz de un temporal. “Ahora estoy viviendo en un pedazo de terreno que me prestó mi hija”, destaca.
“El municipio y los vecinos somos un conjunto. Ellos aportan el material y nosotros trabajamos en la bloquera, para después acopiarlos y traerlos acá para construir nuestras casas. La verdad es que la ayuda del municipio es fundamental y no tenemos más que palabras de agradecimiento, porque es un proyecto comunitario y somos uno solo trabajando en nuestros hogares”, cierra María.
El antecedente del Infanta
De la misma forma en que los vecinos del barrio Junín lo están haciendo ahora, hace medio siglo los del Infanta fueron quienes dieron vida a “su lugar en el mundo”. Se trata del antecedente más cercano en la historia contemporánea.
Mabel Iannizotto, directora del Instituto Municipal de la Vivienda (Imuvi) de Las Heras, resaltó la novedosa iniciativa, al tiempo que indicó que surgió “en conjunto” entre los vecinos y el municipio.
"Ellos destacan que el lugar en el que viven es su barrio y les gustaría poder tener sus casas. Así fue como surgió la idea", indicó la funcionaria.
La construcción de las casas se dividirá en cuatro etapas. La primera será de 42 viviendas, la segunda de 22, la tercera de 48 y la última nuevamente de 22.
“Los vecinos ya desocuparon y limpiaron uno de los sectores y es ahí donde se van a construir las primeras casas. Van a ser viviendas de 45 metros cuadrados, construidas con bloques que fabrican los propios vecinos, y van a contar con red de agua, cloacas y electricidad.
Además van a tener la titularidad de las casas, algo que no es poca cosa”, contó Iannizotto, quien en todo momento resaltó que lo importante es destacar que serán los futuros dueños quienes construirán sus casas desde cero.