Sostener el "personaje" de varón modelo tradicional tiene costos para ellos. Pero además se trata de un cliché que está siendo cuestionado y abandonado: por eso en esta sociedad que presenta cambios tan virulentos coexisten quienes lo sostienen y quienes eligieron correrse de ese molde limitante.
Cumplir con sus parámetros implica mostrarse siempre fuerte, arriesgado, hipersexuado, poco emocional para sostener la imagen de masculinidad.
Además debe asumir el rol asignado culturalmente de ser el proveedor supremo de la familia y el que lo puede todo. Correrse del molde es vivido como pérdida de virilidad y se arriesga a ser menospreciado por sus pares.
Esto afecta sus vínculos, sus conductas y hace que transite ciertas cuestiones con innecesarias cargas extra. En definitiva, ese modelo patriarcal que determina inequidades y limitaciones a las mujeres también afecta las libertades masculinas.
Pero quienes analizan estos temas advierten que no se debe confundir esto con una especie de "sacrificio" que debe hacer ese "súper macho" y que lo revalida sino que hay que observar de qué manera asumir esos roles lo afecta de manera negativa.
Los abordajes con perspectiva de género también están incorporando análisis sobre lo que sucede con el varón en una estructura social que asigna roles estancos y propicia la violencia desde lugares de poder. Pero además cómo se están reposicionando.
El molde
Uno de los aspectos más visibles y limitantes para los varones en este marco es la imposibilidad de manifestar sus emociones y sentimientos.
A tal punto es la desconexión que hasta les cuesta identificarlos. Tal situación determina también los tipos de vínculos que establece y hasta marca la relación con sus seres más queridos, especialmente sus hijos.
"Hay una reducción de la esfera emotiva donde hay emociones que no es que se dejan de sentir sino que van acompañadas de culpa o duda. Hasta el más "macho" siente miedo o tristeza, es una dimensión humana que no se puede eliminar pero no está permitido", explicó Samir Petrocelli, licenciado en Psicología, coordinador del área "Educación para la Equidad" del Instituto Nacional de la Mujer.
Trabaja específicamente sobre masculinidades y reconoce que la pérdida de reconocimiento público de lo que antes era visto como un valor en los varones está tirando por el piso ese modelo.
Éste le asigna además un rol de proveedor y de necesarias muestras de "virilidad". Tal designio genera cargas difíciles de sobrellevar cuando se enfrenta a situaciones como desocupación o infertilidad.
"Si además de estar desocupado se queda en la casa y desempeña tareas domésticas es una gran herida a su masculinidad", destacó Ricardo Algañaraz, Psicólogo Social que trabaja en la Dirección de Género de Mendoza en un área específicamente creada el año pasado para trabajar este tema.
Sostuvo que uno de los aspectos destacados de esta mentalidad es el “yo puedo con todo” y que la atribución de roles y modelos es reproducida por las instituciones.
Asimismo lo empuja a conductas de riesgo y falta de cuidado, de hecho son mayormente varones quienes mueren en accidentes de tránsito, particularmente ligados al consumo excesivo de alcohol y otras sustancias y eso los empuja también a relaciones sexuales no cuidadas y a conductas delictivas.
"Se piensa en la debilidad del cuerpo como una debilidad moral", asegura Petrocelli.
“Los modelos estereotipados de la masculinidad favorecen el ejercicio del poder sin oposición y la toma agresiva de riesgos que perjudican la salud de los hombres y las mujeres”, señala un informe de la Organización Panamericana de la Salud, “Igualdad de género en materia de salud”.
Explica que como consecuencia de este comportamiento, los hombres y los niños se encuentran en mayor riesgo de sufrir traumatismos y morir en accidentes o por causas violentas.
Los hombres también presentan tasas mayores de abuso de sustancias psicotrópicas y sus consecuencias, como el cáncer de pulmón, la cirrosis hepática y comportamientos sexuales más arriesgados.
Además, “las reglas rígidas de la masculinidad pueden disuadir a los hombres de adoptar comportamientos de búsqueda de asistencia sanitaria que los proteja (...) El machismo también priva a los hombres de explorar y disfrutar la crianza y la compasión, y los disuade de tomar parte activa y contribuir a la planificación y el cuidado de su familia”, agrega.
Sin embargo, varones de diferentes edades consultados reconocieron que estas concepciones están siendo superadas. Para Martín(43), se trata de hacer lo que se siente sin pensar en cuestionamientos de los pares y consideró que a su generación es a la que más están afectando los cambios, ya que los mayores no se cuestionan tanto y los más jóvenes piensan de otra manera.
Violencia
Los especialistas explicaron que la violencia machista está vinculada también a estas cuestiones. No sólo se trata de la posición de poder que ocupa sino que además más fácilmente tienden a estas reacciones.
"Es más común la violencia física en ellos porque le dan más espacio a la acción", dijo el psicólogo Marcelo Lombino, quien también trabaja en la Dirección de Género de Mendoza y coordina talleres con varones.
“Cuando se plantea la construcción de las masculinidades dentro del patriarcado con perspectiva de género hay que plantear que los estereotipos son construcciones sociales y culturales, los roles que los varones desempeñan como los micromachismos (los más cotidianos) son roles aprendidos”, explicó Petrocelli.
“Un varón no es violento porque es distinto sino que es una conducta aprendida, implícita en la masculinidad hegemónica”, mencionó pero por otra parte aclara que esto no le quita responsabilidad sobre su conducta.
Para él, el modelo tradicional encierra una paradoja: "se nos exige que ejerzamos estos privilegios, pero no tengo muchas opciones porque si no me coloco en una posición que ejerza el poder soy un varón devaluado".
El mayor obstáculo para lograr cambios es que entre pares que manejan los mismos códigos estos son valores positivos lo que retroalimenta un modelo en decadencia.
El mejor avance que aprecian quienes trabajan estos temas es que cada vez está más cuestionado incluso las nuevas generaciones han logrado despojarse de las cargas del modelo arcaico impuesto y se sienten más libres para elegir. Esto ha llevado a hablar ya no de la masculinidad sino de masculinidades que ya no responden a un patrón.
Lombino hizo hincapié en que se está en un momento bisagra: los cambios socioculturales propiciados fundamentalmente por los movimientos de mujeres han llevado a una revisión del modelo masculino vigente hasta ahora y propio de la cultura patriarcal.
Explicó que ante esto el varón siente que pierde derechos. Hasta ahora había un estereotipo unívoco que son más que nada clichés o mitos, ya que sus características están internalizadas y no se racionalizan mucho.
Simplemente se respondía a ese modelo sin cuestionamientos. Hoy ya no hay tanto reconocimiento público a esto y surgen alternativas, lo que se conoce como nuevas masculinidades, ya no hay una forma de ser varón.
Frente a esto se siente algo desorientado y está en la búsqueda sobre los roles, los modos, los lugares que ocupa o puede ocupar.
Incomodidad necesaria
Así definió lo que sienten los varones que ya no están cómodos con el modelo el psicólogo social, Ricardo Algañaraz.
"Hay que plantear esa incomodidad, el hombre entiende que su conducta es machista, hay que comenzar a buscar herramientas para vivir esas nuevas masculinidades", recalcó.
Los especialistas consultados señalaron es necesaria una deconstrucción de las conductas masculinas y se está avanzando en ese camino.
Por otra parte, aseguran que quieren ser escuchados. Es lo que aprecia Algañaraz quien junto a su colega Marcelo Lombino coordinan talleres con varones que están en esta búsqueda. "Sienten que si no cambian se van quedando", mencionó el segundo.
Los talleres son organizados por la Dirección de Género de la provincia. Quienes estén interesados pueden solicitar información a los teléfonos 4241862 - 4242281.