Varias ballenas lograron regresar a alta mar por sus propios medios al subir la marea ayer, después de encallar de forma masiva e inexplicada en la costa de Farewell Spit, Nueva Zelanda.
Centenares más murieron estos últimos días al quedar varadas en esa zona costera que representa una trampa mortal para los cetáceos: el viernes, 416 ballenas fueron descubiertas en el área, de las cuales alrededor de 300 ya estaban muertas.