Economía
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hace 43 minutos
No poder participar con su carro de la Farándula, perder puntos en las competencias deportivas de la Semana Estudiantil o quedar afuera de la presentación de camperas u otros ritos. Estos son algunas de las consignas que se discuten y se comentan los jóvenes por estas horas.
Sucede que, con un sistema de premios y castigos, los directivos y docentes del Valle de Uco buscan frenar los hechos de violencia que preocupa en las escuelas secundarias de la región y trascendieron la semana pasada.
Más de 70 personas -entre directivos, funcionarios municipales, de fuerzas de Seguridad, etc.- se reunieron el miércoles en un colegio de Tunuyán junto con las autoridades de la Dirección General de Escuelas para pensar soluciones ante esta nueva realidad.
De esta manera, cada escuela deberá diseñar su propio protocolo para prevenir y responder a esta situaciones de violencia entre jóvenes y adolescentes. Lo hará de manera coordinada entre otras escuelas, con el municipio y con la coordinación de la regional de la DGE, a cargo de Silvia Cornejo.
Las ‘citas’ para pelearse fuera del horario escolar entre dos secundarias de Tupungato y los desbordes ocurridos en Tunuyán, con el ritual de la presentación de las camperas de los últimos años, generó una luz de alerta en las instituciones de la zona.
Durante la reunión, los directivos plantearon situaciones específicas que se viven en las escuelas y necesidades puntuales para abordar conjuntamente.
"La convocatoria fue muy amplia y se empezó a trabajar en la coordinación de accones conjuntas. La idea no tiene un intento punitivo o de reprimir. Simplemente, buscar medidas preventivas y que refuercen la buena convivencia en y entre escuelas", apuntó Gustavo Capone, subsecretario de Educación de la Provincia.
El funcionario de la DGE reiteró la necesidad de “una mayor cercanía de la familia con las escuelas, y con profundidad para marcar el rol del padre entorno a la escuela”.
Este encuentro fue el primero de otros que se realizarán en la región. Aunque, también señalaron que los protocolos deberán adaptarse a la realidad de cada zona y de cada escuela.
