La merma en la producción vitícola alivió el tradicional problema de la falta de personal para levantar la cosecha. El déficit de trabajadores sigue siendo un problema importante en el Valle de Uco, pero en el Este, donde se concentra la mayor parte del volumen de uva, por ahora no hay mayores inconvenientes.
De todas formas, hay problemas que son comunes a todas las regiones. Empresarios y productores advierten que "cuesta conseguir cosechadores que quieran estar en blanco", mientras que los trabajadores de viña denuncian que se están pagando salarios bajos.
Eduardo Córdoba, presidente de la Asociación de Viñateros de Mendoza, explicó que las problemáticas varían mucho de una zona a otra. "En Valle de Uco hay faltante de cosechadores, pero en la zona Este no hay mayores dificultades en este sentido", comentó. Cabe aclarar que, entre San Martín, Rivadavia y Junín, producen prácticamente la mitad de la uva para elaboración de vinos y mostos de Mendoza. Por lo tanto, la disponibilidad de mano de obra en esa región garantiza un avance de la cosecha dentro de los plazos estipulados.
También compartió su opinión Diego Stortini, presidente de la Cámara de Comercio, Industria, Agricultura y Turismo de Tunuyán (CIAT), quien confirmó el faltante de gente en la zona de Valle de Uco. "La complejidad para encontrar trabajadores es la de todos los años. Entre febrero y marzo competimos con el fin de la cosecha de los frutales y cuesta llevar trabajadores a la viña, en parte porque los viñedos son más difíciles de trabajar", comentó.
Gabriela Lizana, presidente de la Asociación de Productores del Oasis Este, también coincidió con el escenario que describió Córdoba. "En algunas zonas faltan trabajadores, pero en otras, la cosecha se viene desarrollando con normalidad. De todas formas, hace tiempo que viene siendo difícil encontrar gente que realice esta difícil tarea de cosechar uvas, más aun en días como el de hoy (por ayer) con altas temperaturas y a precios que apenas cubren un jornal", apuntó.
Un factor que agrava esta situación, de acuerdo a Lizana, es que ha disminuido la cantidad de trabajadores que llegan desde el norte del país. "A esto se suma también que por la situación de abandono de muchas propiedades hay zonas donde la gente ha emigrado a los centros urbanos", remarcó.
Contra el blanqueo
Un problema que se ha hecho recurrente en los últimos años es el de la informalidad laboral. Según explicó Stortini, "muchos trabajadores piden trabajar en negro porque, si se formalizan, pierden los beneficios de las asignaciones sociales".
Para el presidente de la CIAT, es una situación comprensible. "Si tienen trabajo por un mes y medio, pierden la asignación mensual. Es una complejidad que se debería resolver", opinó.
Eduardo Córdoba observó el mismo punto. "Son muchos los cosechadores que no quieren formalizarse para no perder los planes de ayuda social. En algunos casos, es el cuadrillero el que se formaliza y maneja el problema pero, en otros, los trabajadores insisten en mantenerse en negro", indicó.
Desde el Gobierno de Mendoza aseguraron que se están buscando soluciones al problema, aunque no dieron mayores precisiones.
Ingresos bajos
Desde la mirada de los trabajadores, la situación es muy diferente. Miguel Rubio, secretario de prensa de la Federación de Obreros y Empleados Vitivinícolas y Afines (Foeva) aseguró que "cosechadores sobran" y que no existe una preferencia por la informalidad.
“Lo que ocurre es que los trabajadores no cobran acorde al esfuerzo que realizan. Se paga muy poco el tacho, al punto que resulta más rentable realizar otra actividad. Con un mejor ingreso, jamás faltarían trabajadores”, advirtió.
Se perdieron más de 4.300 empleos formales en Mendoza
De acuerdo con las estadísticas difundidas por el Ministerio de Trabajo de la Nación, entre diciembre de 2018 e igual mes de 2019 se destruyeron 4.311 empleados en Mendoza. Esto representó una caída interanual de 1,8% y marcó la baja más importante del año.
El mal resultado de la provincia va de la mano de los números que se observan a nivel nacional. El informe difundido por el Gobierno indica que en el último mes del 2019 se contabilizaron 168.823 empleos privados registrados menos que en el último mes de 2018.
Para economistas consultados por Los Andes, estos datos confirman que el achicamiento del mercado laboral mendocino no responde a factores provinciales sino que es consecuencia directa de los desajustes económicos a nivel nacional. A modo de ejemplo, mencionaron la inflación y las altas tasas de interés, que provocaron una retracción del consumo y un enfriamiento de la economía.
Un dato favorable para Mendoza, dentro del escenario negativo, es que la caída fue considerablemente menor a la de las provincias vecinas. En San Juan, la caída del empleo llegó a 5,6% en diciembre y en San Luis alcanzó el 3%.
También fue mayor la retracción en provincias de gran tamaño, como Santa Fe (-2,5%), Córdoba (-3,7%) y Buenos Aires, que registró una baja de 2,2%.