Aquellos que van a Valizas cada año encuentran en su arena fría y sus callecitas sin asfalto, su lugar en el mundo. Esperan la llegada del verano para rentar su rancho y embarcarse a vivir nuevamente una experiencia sin tiempo, a cielo y corazón abierto.
Los “valizeros” escapan de la rutina, disfrutan de la música, la lectura y la vida al aire libre, no necesitan mayores comodidades hogareñas, muchos son los que transitan su estadía sin electricidad.
Cada actividad cotidiana se vuelve un ritual, tanto que muchos de ellos llevan más de 20 años y varias generaciones vacacionando en este lugar.
Es que el viento fuerte que sopla desde el mar y su playa llena de arenas negras, seduce a aquellas almas que andan buscando encontrar un amor de verano… y de invierno.
Vale la pena cada minuto recorrido en ruta para llegar hasta la Barra de Valizas, ya sean las casi 4 horas desde Montevideo, o el día entero desde Mendoza.
A pesar de que pude disfrutar sus aguas, caminar sus dunas y tomar su sol por un solo día, Valizas fue para mí una reconciliación y un verdadero cóctel de emociones.
Cruzar a la ensenada en un bote pequeño conducido por un pescador que está casi terminando su temporada; pisar sus arenas Yodadas, bañarme en su mar limpio y fresco y levantar algunos cangrejos de la costa del mar, fueron las actividades extremas que me propuso vivir este pueblo pesquero de Rocha, en Uruguay, vecino de toda la vida del ahora en auge Cabo Polonio.
Casi como una musa, Valizas es una playa bohemia, llena de calma y plagada de nostalgia, son pocas las actividades que propone hacer de aquello relacionado a lo “turístico”; y muchas de lo que sabemos auténtico al visitar un lugar.
Cada foto tomada en Valizas brilla por la quietud y la limpieza del paisaje, la autenticidad del ambiente y ese no sé qué que la invade.
Entrar en la pequeña capilla del pueblo, comprar artesanías en la calle, comer bizcochos (en Argentina facturas) de la panadería del centro o una milanesa en El Rey, son los imperdibles de una visita a Vali, rincón del mundo al que espero pronto volver.