Vacían y limpian Hangzhou para recibir al G20

2 millones de residentes del municipio chino tuvieron que abandonar la ciudad antes de la cumbre para no generar contaminación. La multa por colgar ropa es de 1.000 yuanes (134 euros).

Vacían y limpian Hangzhou para recibir al G20

Una metrópolis vaciada de un cuarto de sus habitantes, fábricas paradas para garantizar un cielo azul y comercios cerrados a orillas del lago del Oeste, donde China quiere hacer del G20 de Hangzhou una vidriera de su desarrollo.

Obsesionados por dar una imagen de orden y modernidad, las autoridades no escatiman esfuerzos, desde multas por tender la ropa en las ventanas hasta el traslado forzoso  de posibles manifestantes a otra ciudad.

La reunión de dirigentes del G20 hoy y mañana en Hangzhou, en el este del país, está cuidadosamente orquestada pero lejos de la población local.

De los 9 millones de residentes que tiene el municipio, más de 2 millones tuvieron que abandonar la ciudad antes de la cumbre, según medios estatales. Se ordenó a las empresas que dieran a sus empleados una semana de vacaciones pagadas y las sociedades públicas ofrecen excursiones gratuitas.

Cientos de miles de trabajadores migrantes también fueron obligados a dejar la localidad. Las obras fueron suspendidas y, para impedir que una capa de contaminación ensombrezca el G20, las fábricas tuvieron que cerrar durante 12 días en un radio de 300 kilómetros. Incluso en Shangai, que se encuentra a 200 kilómetros, 250 fábricas suspendieron su actividad.

Hangzhou, descrita en el siglo XIII por Marco Polo como la “más bella y elegante ciudad del globo”, ha inspirado los artistas chinos por la belleza de su inmenso lago del Oeste. Sin embargo, esta zona turística está ahora vigilada de cerca por la policía.

Los agentes en uniforme bloquean el más mínimo callejón, registrando a los transeúntes y obligando a todo el que quiera acercarse al agua a pasar por un arco de rayos X.

Por todas partes hay afiches y estandartes invitando a “apoyar el G20” y comportarse como “ciudadanos civilizados”. Carteles en los complejos residenciales advierten que están prohibidos los drones y los fuegos artificiales.

“Está prohibido tender ropa en los balcones”, recuerda un cartel, avisando de que la multa por infringir la norma es de 1.000 yuanes (134 euros).

“Es porque vienen extranjeros a la ciudad”, explicó un guardia.

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