El seleccionado argentino de fútbol, con sus ilusiones a cuestas de obtener su tercera Copa del Mundo, viaja a Brasil y se instalará en Belo Horizonte a la espera del debut, el 15 del corriente, ante Bosnia-Herzegovina.
Los jugadores están citados a las 9 en el predio de AFA, para su último entrenamiento en tierra argentina, y tras el almuerzo partir en un vuelo charter a Belo Horizonte. Se estima que la atracción por un equipo liderado por Lionel Messi y con chances de llegar alto, haya una masiva presencia a lo largo de la autopista Riccheri hasta el aeropuerto internacional. Allí abordará un avión Boeing 737-700 de Aerolíneas Argentinas ploteado con las imágenes del seleccionado que lo llevará a Brasil.
Desde allí la delegación transitará 20 kilómetros en micro hacia Cidade do Galo, el complejo deportivo del Atlético Mineiro. En dos días comenzará el Mundial en el estadio Itaquerao de la hoy conflictiva San Pablo pero el DT Alejandro Sabella tendrá cinco días para alistar al equipo y recuperar a seis lesionados.
El sábado, a poco de comenzar el partido ante Eslovenia, Lucas Biglia salió con un traumatismo en el muslo derecho y al terminar ese encuentro Javier Mascherano un golpe en las costillas. Pablo Zabaleta, con un traumatismo de tobillo izquierdo, Gonzalo Higuaín con un golpe en el tobillo derecho y Ezequiel Garay, con un traumatismo en el muslo derecho, no jugaron ninguno de los dos amistosos. Rodrigo Palacio es el que se llevó la peor parte ante Trinidad Tobago, al sufrir un esguince de tobillo derecho, en tanto Martín Demichelis tuvo un traumatismo en el el mismo pie que la Joya.
Los objetivos a viva voz de acuerdo al técnico y los jugadores es superar los cuartos de final que no se logra desde hace 24 años, pero en el fuero interno el equipo, con la estrella de Messi, quiere levantar por tercera vez la Copa que otros futbolistas argentinos alzaron en 1978 y 1986.
Taparon el cartel de bienvenida
Al parecer, la ansiedad que hay en la delegación argentina por esta Copa del Mundo le pasó factura a algunos dirigentes. Es que el búnker donde concentrará la Albiceleste había sido acondicionado con un jugado mensaje: “Bienvenidos futuros campeones”. Esto no cayó bien en el plantel ni en el cuerpo técnico, donde incluso algunos lo tildaron de mufa. Por todo esto, Juan Carlos Crespi, quien había tenido la idea, lo mandó a tapar.
