Hace más de un año que está preso por un crimen durante un asalto en Guaymallén, y esta semana le confirmaron que irá a juicio arriesgando prisión perpetua. Además del robo, como móvil se mencionó también un ataque de celos por una mujer.
El acusado es Mario Ezequiel Salas (25), imputado por homicidio criminis causa y detenido desde el mismo día del hecho. Incluso, lo atraparon minutos después de que asesinaran en su casa a Miguel Núñez Bruno (75), un verdulero domiciliado en la calle Severo del Castillo al 8.100 de Los Corralitos.
El 19 de abril de 2019 se escucharon en la madrugada los gritos de dolor y desesperación de la víctima, quien recibió varios cuchillazos; uno fue letal, debajo de la axila.
Sus lamentos alertaron a su nuera, quien vive en una vivienda colindante, y llamó al 911. La Policía no tardó en llegar, y mientras algunos efectivos ingresaban a la escena, otros arrestaban a un sospechoso que vieron corriendo por las inmediaciones.
Ese sujeto era Salas, que desde un primer momento quedó muy comprometido por las pruebas. Entre sus prendas tenía el celular del verdulero, 15.000 pesos y hasta las llaves de la casa de la víctima. El sospechoso habría ultimado al hombre y, cuando se fugaba, cerró la vivienda. También, a un costado de la calle donde lo detuvieron, se encontró un arma blanca.
La fiscal de Homicidios Claudia Ríos lo imputaría horas después y desde entonces está en el penal.
La última novedad de la causa fue la confirmación de que el caso va a debate, que en esta oportunidad será con un jurado popular porque el acusado puede recibir la condena máxima.
Para el juicio oral aún no hay fecha y la misma dependerá de la evolución de la pandemia, ya que este tipo de procesos -con jurado- requiere de varias personas reunidas en una misma sala.
Celos, la jugada de la defensa
Más allá de que el asalto es la hipótesis de la investigación y las pruebas abundan, todo indica que la abogada defensora de Salas buscará llevar el caso a un homicidio simple. Esto lo beneficiaría ya que pasaría de una posible perpetua a una pena de 8 a 25 años.
Para esto buscará poner como motivo del crimen un ataque de celos. Es que la ex novia del sospechoso trabajaba en la verdulería de Núñez, por lo cual los protagonistas ya se conocían. De hecho, el trabajador aquella anoche le abrió la puerta sin problemas al presunto homicida.
Salas y su pareja no habían terminado bien la relación y el joven tenía una prohibición de acercamiento y una denuncia de la mujer por violencia de género. Ella no estaba con su patrón cuando ocurrió el fatídico episodio, pero la defensa buscará probar alguna bronca del joven con el fallecido. La persona que tenían en común era la chica.
Para la fiscalía, el imputado se aprovechó de que Núñez lo conocía para concretar el robo. Con esa tesis se elevó a juicio el expediente, apelado por la defensora oficial para discutir la calificación. Pero el acusado cambió de representante legal y pasó a una abogada particular, que decidió discutir directamente en el debate el móvil del crimen.