En los últimos años, el tránsito en el corredor internacional, en el tramo comprendido entre la ciudad capital y el límite con Chile ha tenido un crecimiento exponencial. Son miles los camiones, colectivos y automóviles que se mueven en forma constante en esos 200 kilómetros de extensión y la ruta prácticamente ha colapsado, resultando en muchos de los casos inadecuada para cubrir las necesidades. Y dentro de ese esquema, aparece un hecho no menos importante: la carencia de un hospital que permita actuar con urgencia en los casos de accidentes -muchos, e importantes- que se producen a diario.
No quedan dudas de que lo que está sucediendo en el corredor internacional necesita un estudio profundo y urgente de parte de las autoridades. Sucede que se ha producido un fenómeno poco menos que impensado décadas atrás, como ha sido la apertura del mercado asiático y la necesidad de utilizar los puertos del Pacífico para derivar lo producido por la Argentina y Brasil para cubrir las necesidades de centenares de millones de nuevos consumidores.
Poco a poco, la ruta se va colapsando como consecuencia del incremento progresivo, a nivel geométrico en el tránsito de vehículos y las escasas mejoras que se producen resultan insuficientes frente a las nuevas necesidades.
A ello debe sumarse un aspecto no menos vital, como es el caso del crecimiento, también importante en la cantidad de habitantes que se ha producido en la villa de Uspallata que pasó de contar con 3.500 habitantes en 2001 a casi 10 mil en 2010.
Un crecimiento que responde, sin dudas, a la necesidad de brindar servicios a los miles de viajeros que diariamente recorren el lugar.
Uspallata dejó de ser aquella villa que creció junto a las brigadas del Ejército que allí se instalaron y también de aquella que intentó instalarse como una nueva oferta para el turismo.
Ahora vive y crece por la nueva necesidad que se ha instalado y que se multiplica en épocas invernales, en las cuales miles de camioneros deben permanecer en el lugar hasta esperar que reabran la ruta o de las decenas de miles de turistas que, en la temporada estival, utilizan el lugar como un pequeño descanso en el camino hacia o desde las playas del Pacífico.
Con acertado criterio, en su momento las autoridades provinciales decidieron construir un hospital que permitiera cubrir las mínimas necesidades para el lugar. Pero la cantidad de gente que circula por el corredor y el crecimiento poblacional de la villa, han generado que el mismo no alcance para cubrirlas.
Así entonces, si se produce un accidente grave en la alta montaña, los heridos deben ser trasladados a Mendoza, que se encuentra a casi 200 kilómetros, porque el nosocomio de Uspallata no cuenta con la mínima infraestructura para hacer frente a un hecho de esa naturaleza.
Cabría recordar que en el último verano, cuando los turistas debían esperar más de 10 horas para realizar el trámite aduanero, el Ministerio de Salud decidió instalar una ambulancia en el complejo de Horcones. Para atender necesidades mínimas, la presencia de un profesional resulta importante, pero también correspondería preguntarse de qué serviría esa buena iniciativa en caso de una complicación grave, como un problema cardíaco, por ejemplo.
