Usó el arma para defender a su mascota de un perro bravo

Un ex gendarme le disparó a un mastín que ya ha matado a dos canes. Antes de disparar usó gas pimienta y no logró detenerlo.

Usó el arma para defender  a su mascota de un perro bravo

La Justicia inició un expediente por uso de arma en legítima defensa, luego de que un ex gendarme usara su arma contra un perro bravo que estaba por matar al suyo, de menor porte.

El caso ocurrió el jueves pasado por la tarde frente al barrio Praderas de Vistalba, en Luján.

Por allí pasaba un ex gendarme en bicicleta acompañado de su mascota, que fue atacada por un perro de raza cane corso que estaba con su dueña, una mujer que había salido con sus hijos a sacar basura de su jardín.

La despareja pelea se inclinó en favor del cane corso, por lo que los dueños de ambos animales trataron de separarlos. Mientras la mujer iba a su casa a buscar un sifón con la intención de que los perros se calmaran, el hombre intentó frenarlo con gas pimienta y como último recurso sacó un arma de fuego, se acercó y le disparó al perro bravo, produciéndole una herida superficial en el lomo.

El balazo dio por terminada la pelea y el perro más dañado resultó ser el del gendarme.

Los dos dueños de los perros se presentaron en la Oficina Fiscal 11, donde el fiscal Fabricio Sidoti inició un expediente por uso de arma en legitima defensa, en relación al hombre, en tanto que la mujer del sifón no fue imputada por delito alguno.

El gendarme declaró que tiene permiso para portar armas y que la utilizó como último recurso, en tanto que una encuesta ambiental determinó que el cane corso ya ha matado a dos perros de la zona.

Se trata de un hecho de legítima defensa. Era el único medio a su alcance para defender a su perro. Además, se entiende que la respuesta fue adecuada a la agresión", explicó una fuente judicial .

La legítima defensa puede aplicarse para "defender" a personas o bienes jurídicos y un perro forma parte del patrimonio de su dueño.

Animal usado para la guerra

El cane corso o mastín italiano desciende directamente del Canis pugnax, un perro moloso -musculoso, de grandes mandíbulas- existente en la Antigua Roma.

Sus características -fuerte, resistente, temible- permitieron que se usaran en las guerras como animales de pelea. Los primeros registros de la raza datan del siglo XVI, época en la que los italianos emplearon al corso para cazar jabalíes y para resguardar granjas y corrales.

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