El Mundial de atletismo, que comienza este sábado en Moscú, estará marcado en esta edición por la ausencia de varios grandes nombres, bien por lesión (David Rudisha, Yohan Blake), por dopaje (Tyson Gay, Asafa Powell) o por problemas con la justicia ordinaria (Oscar Pistorius).
Las bajas de varios de ellos permitirán una oportunidad a los jóvenes y outsiders, que tratarán de cubrir el hueco dejado por estos pesos pesados y precipitar en muchos casos el relevo generacional.
Una de las pruebas que ha quedado en principio más descafeinada es la estelar del evento, los 100 metros, donde el ultrafavorito jamaiquino, Usain Bolt, parece haber quedado con vía libre para pasearse hacia la victoria, siempre que no repita la salida falsa que le privó del oro hace dos años en Daegu.
En aquella ocasión, el ganador en la línea recta fue su compatriota la “Bestia” Blake, que no podrá defender su título por una lesión en el muslo derecho, que sufrió en abril y que mermó sus capacidades, hasta el punto de obligarle a renunciar al objetivo de estar en Moscú.
El camino terminó de allanarse casi por completo para Bolt, cuando en julio se dio a conocer, casi simultáneamente, que el estadounidense Tyson Gay, segundo hombre más rápido de la historia, y el jamaiquino Asafa Powell, ex plusmarquista mundial, habían dado positivo en controles antidopaje.
La también jamaiquina Verónica Campbell, vigente campeona mundial en 200 metros y con tres oros olímpicos en su palmarés, también dio positivo antes del Mundial y será otra de las grandes ausentes, al igual que su compatriota Sherone Simpson, plata en el Mundial de Daegu-2011 y en los Juegos Olímpicos de Londres-2012 en el equipo de relevos 4x100.
Pero no sólo entre los velocistas hay grandes ausencias.
El keniano David Rudisha, héroe en los Juegos de Londres-2012 después de batir la plusmarca mundial de 800 metros (1’40’’91), no consiguió recuperarse a tiempo de un problema en una rodilla.
Las lesiones también impedirán que los aficionados rusos puedan ver en acción a la británica Jessica Ennis, campeona olímpica de heptatlón, una prueba donde tampoco estará la defensora del título mundial, la rusa Tatyana Chernova. En salto de altura, no podrá competir también por lesión la croata Blanka Vlasic, campeona del mundo en 2007 y 2009.
Otros se perderán el evento en conflicto con sus respectivas federaciones nacionales, como es el caso del vallista Dayron Robles, campeón olímpico de 110 metros vallas en Pekín-2008 y ex plusmarquista mundial, al que su Federación considera en falta de disciplina, tras competir por libre y sin autorización del país en unas reuniones en Europa.
“Cuba no apoyó ni autorizó a que Dayron compita por un problema de disciplina y ética deportiva”, señaló el presidente de la Federación Cubana de Atletismo, Alberto Juantorena, en el mes de junio.
Los problemas con la justicia ordinaria dejaron fuera del camino hacia Moscú al sudafricano Oscar Pistorius, el hombre que había hecho historia compitiendo en el Mundial de Daegu-2011 y los Juegos Olímpicos de Londres-2012, pese a tener amputadas sus dos piernas y correr sobre láminas de carbono.
De héroe a villano
El héroe se convirtió en villano a principios de este año, cuando fue detenido y posteriormente acusado del asesinato de su novia, la modelo Reeva Steenkamp.
Tampoco estará en Moscú otro de los rostros más conocidos del atletismo de los últimos años, la sudafricana Caster Semenya, la corredora que en Berlín-2009 estuvo en el centro del interés mediático al ser acusada por otras corredoras de ser un hombre.
Fue oro en los 800 metros en aquel 2009 y posteriormente plata en el Mundial de Daegu-2011 y en los Juegos Olímpicos de Londres-2012, pero no consiguió su billete en esta ocasión.
En el atletismo latinoamericano se echará de menos, además de Robles, al marchista mexicano Eder Sánchez (bronce mundial en 2009), operado en una rodilla y que no consiguió su clasificación, y a la cubana Yargelis Savigne, última campeona mundial de su país, que en vísperas de este Mundial anunció además su retirada.
