Usa la cabeza: el Tomba, invencible en casa

Con un frentazo del ingresado Ávalos, Godoy Cruz volvió a ganar en tiempo de descuento, sumó su octavo triunfo al hilo en el Malvinas.

Usa la cabeza: el Tomba, invencible en casa
Usa la cabeza: el Tomba, invencible en casa

Es cierto, quizá ya no sea aquél equipo vistoso y contundente del primer semestre. Pero raspa, gana, suma y sigue. En este caso, el orden de los factores no altera el producto final. 

Godoy Cruz tiene la cuota de suerte que se necesita para ganar (dos de los tres partidos de local en este torneo) en tiempo de descuento. Pero a la suerte hay que ayudarla. Y eso suelen hacer en lo que va de 2018 este equipo y este entrenador. Usan la cabeza. Como Angileri, para levantar la cabeza y meter un centro quirúrgico, y como Ávalos, para meter el frentazo de pique al suelo, inatajable para el segurísimo Nicolás Navarro.

El Tomba volvía a su fortaleza con un antecedente que metía miedo para cualquier adversario: siete triunfos consecutivos en el Malvinas Argentinas. Afuera, en las tribunas, volvía el público visitante tras siete meses de ausencia. Y adentro, el interrogante a develar pasaba por saber cómo respondería Godoy Cruz con las modificaciones propuestas por Diego Dabove. 

Sin Juan Andrada (lesionado) el DT optó por un esquema con intérpretes con características diferentes. Menos marca y más buen pie. Porque Diego Sosa y Fernando Núñez (los sustitutos de Andrada y Lencinas) son futbolistas más verticales. Entonces, el desafío era también un experimento. 
Y la realidad es que Godoy Cruz no la pasó bien en el primer tiempo. Salvo en esos últimos cinco minutos, el desarrollo fue favorable al Ciclón, que sin sus goleadores (Blandi y Reniero) se las ingenió para lastimar al Expreso más de lo pensado.

Inteligente, el Pampa Biaggio presionó al Tomba en la salida y colocó a espaldas de los volantes rivales (la mayoría carentes de oficio en la marca) un tándem de rapiditos que generó más de un dolor de cabeza. Además, los laterales del Expreso -preocupados por Mouche y Castro- casi no tuvieron tiempo de pasar al ataque.

Ya al minuto el Ciclón llegó con peligro hasta las “barbas” de Ramírez, pero el “1” estuvo rápido de piernas para ahogar abajo el mano a mano con el juvenil debutante Adolfo Gaich. Sin el termómetro de la presión (Andrada), el Tomba quedó mal parado en más de una ocasión y lo costó el retroceso. Los volantes de San Lorenzo rompían por los costados y el Ciclón estuvo cerca de la apertura del marcador en una jugada que fue bien invalidada por un claro offside del sanjuanino Botta.

El Tomba sólo lastimó con alguna que otra jugada de balón detenido en los pies de Angileri, un cabezazo defectuoso de García y nada más. Este equipo de Dabove ya no es el del semestre pasado. Ha cambiado su estilo de juego y la pelota anda más por el aire que a ras de piso. Extraña las variantes que brindaba ese juego interior que no ha encontrado en este inicio de campeonato. No sólo le falta el primer pase que suele dar Andrada, sino también cambio de ritmo y velocidad de tres cuartos de campo hacia adelante. Nadie se pone el traje de Pol Fernández y la conducción es una suma de voluntades que todavía no tiene un líder bien definido.

Es cierto que en el complemento mejoró e hizo algo más que San Lorenzo para ganar un partido mal jugado. Y que en el peor momento del partido, cuando ninguno de los dos equipos lograba dar dos pases seguidos, Dabove hizo los cambios que pedía el partido (más allá del resultado final).

Porque entendió que el doble pivot de Ávalos con el “Morro” García podía ser una apuesta potable para los siempre precisos envíos de Abecasis y Angileri por los costados.

Esa fue la fórmula para otro triunfo agónico en un Malvinas que explotó de júbilo. Y sí, porque el Tomba usa la cabeza.

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