Urgen definiciones sobre el Zoológico

Una serie de hechos, que incluyeron la muerte de algunos animales, reavivó la discusión entre el Gobierno y las organizaciones ambientalistas respecto al funcionamiento del Zoológico. La rica historia del organismo obliga a que se realice un estudio profu

Urgen definiciones sobre el Zoológico

La polémica desatada entre el Gobierno y las organizaciones ambientalistas sobre las posibilidades, o no, del funcionamiento del Zoológico responde a hechos concretos en los que cada una de las partes tiene su porción de razón.

Lo indiscutible es que el Zoológico de Mendoza necesita de un necesario y profundo debate acerca de su modificación o su propia existencia. Hasta hace algunos años, era considerado uno de los más importantes de Suramérica, porque los animales vivían en un hábitat natural, rodeado de árboles y vegetación, donde el visitante no sólo observaba las distintas especies, sino también porque esa visita se convertía en un verdadero paseo. Sin embargo, con el correr de los años la situación se modificó.

La ciudad fue creciendo hacia el oeste y actualmente el Zoológico se encuentra rodeado de centros poblados, mientras la construcción del estadio Malvinas Argentinas y la derivación vial hacia el noroeste hacen que el intenso tránsito genere inconvenientes para la tranquilidad que los animales necesitan. Además, los ejemplares sufren frecuentes situaciones de estrés extremo con las explosiones que generan los fuegos de artificio de la Fiesta de la Vendimia en el anfiteatro u otros actos deportivos o artísticos en el estadio mundialista.

Distintas situaciones surgidas en los últimos tiempos, que incluyeron la muerte de algunos animales, despertaron la discusión. Desde el Gobierno se anticipa la iniciativa de convertir al actual predio en un bioparque, a los efectos de hacerlo más “amigable”, tanto para los visitantes como para los animales, a la vez que señalan la necesidad de reducir la cantidad de ejemplares, aumentando la calidad.

De acuerdo con lo señalado por el secretario de Ambiente, la procreación de animales de calidad permitirá el canje con otros zoológicos. Se quiere, además, conformar una reserva de fauna, bancos genéticos y centros de rehabilitación para ejemplares rescatados del comercio y tráfico ilegal o como centro de cría para animales que puedan después reinsertarse en sus hábitats naturales.

Contrariamente, desde las organizaciones ambientalistas se insiste en que el proyecto del bioparque realiza mejoras para los visitantes y no para los animales. Proponen un cambio de paradigma dentro del cual todo zoológico produce un daño innecesario.

También vale la opinión del titular del Colegio de Veterinarios de la Provincia, quien indicó que al proyecto del bioparque debería dársele la importancia que corresponde. Propone una interrelación entre el aspecto turístico, la investigación y la conservación de las especies, abogando por las capacitaciones constantes, la presencia de especialistas que entiendan del cautiverio y modificaciones de la estructura edilicia.

En síntesis, el Jardín Zoológico de Mendoza cuenta con una historia respetable. Fue contemplado dentro del proyecto que Carlos Thays presentó e implementó para el total del Parque, funcionando frente al predio que ocupa actualmente la Escuela Hogar “Eva Perón” y años después trasladado hasta la ladera del Cerro de la Gloria, en una tarea que se le encargó al arquitecto Daniel Ramos Correas.

Se convirtió durante muchos años en uno de los orgullos de la provincia, de allí que su futuro no puede estar atado a actitudes o a decisiones de buena voluntad, sino a un estudio profundo por parte de los especialistas que contemplen todos los planos, incluyendo por supuesto la preservación y la forma de vida de los animales que allí se encuentran.

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