Urbes subterráneas

Urbes subterráneas

La humanidad hizo de las cavernas su primer refugio y hogar. Vivir en cuevas no era muy confortable, pero sí más seguro que dormir a la intemperie. Con el tiempo, los hombres fundaron ciudades y construyeron edificios cada vez más altos, en busca del cielo. Sin embargo, el viajero ilustrado sabe que hoy, en distintos países y por razones climáticas o geográficas, se vuelve a vivir en las ciudades subterráneas.

Es el caso de Montreal, en Canadá, durante el invierno. Por debajo de la ciudad que vemos en la superficie, hay una red de túneles que conecta edificios de oficinas, centros comerciales, cines y teatros, estaciones de tren y subte. Esta ciudad subterránea nació para evitar los rigurosos inviernos canadienses, donde lo que no se mueve, se congela. El clima interno está controlado con la mejor tecnología.

En Australia, a 900 km al norte de la ciudad de Adelaida, existe un pequeño pueblo, Coober Pedy, famoso por sus minas de ópalo y por sus curiosas casas subterráneas excavadas en la roca. Casi toda la población vive bajo tierra porque el problema allí es el extremo calor: las temperaturas rondan los 50°C y hace años los mineros descubrieron que estaban mejor en las profundidades de la mina de ópalo que en la superficie, por eso construyeron estas casas.

Se estima que en 2050 casi dos tercios de la población mundial vivirán en las ciudades. El problema de encontrar espacios libres será cada vez más complejo, por lo cual cavar en la tierra no parece descabellado. Es el caso de Singapur, un país superpoblado donde sus 5,5 millones de habitantes viven en apenas 710 kilómetros cuadrados. En ese país, todo empezó con la red de trenes subterráneos y la cadena de tiendas Orchard Road, conectada con espacios comerciales alrededor de las estaciones de subte. Ahora está el proyecto de la Ciudad de la Ciencia. Será subterránea y ocupará 300 mil metros cuadrados, con laboratorios de investigación ubicados a 80 metros de profundidad, donde trabajarán al menos 4.200 personas.

En la capital de México viven más de 20 millones de personas, la tierra es escasa y los monumentos históricos hacen casi imposible construir nuevos edificios en altura. Por eso, un estudio de arquitectura presentó el proyecto de un rascasuelos: una pirámide invertida de 300 metros de profundidad, con viviendas y negocios.

En Beijing, China, el boom de la construcción hizo que mucha gente tomara esa opción. Sus casas subterráneas son más económicas, combinan la arquitectura de los refugios antiaéreos y los sótanos reciclados. Se estima que un millón de chinos viven en estas condiciones. En Shanghai, la cadena Intercontinental está construyendo un hotel a 90 metros de profundidad.

En Helsinki, capital de Finlandia, las temperaturas en invierno pueden llegar a los 20°C bajo cero. Por este motivo, en los últimos años se hicieron en esa ciudad 9 millones de metros cúbicos de instalaciones por debajo de la urbe. Hoy existen allí tiendas bajo tierra, pistas para practicar deportes y piscinas de agua caliente.

La "Línea Maginot", el complejo de fortalezas subterráneas construidas por Francia en la década de 1930 -con 400 km de galerías que enlazaban 108 fuertes en la frontera con Italia y Alemania- fue probablemente la primera "ciudad bajo tierra" de Europa, pero hoy es una curiosidad arquitectónica.

Vivir bajo tierra no es aconsejable para los claustrofóbicos. Por eso, se diseñan espacios amplios y bien iluminados. El Viajero Ilustrado entra en estas ciudades subterráneas llevado por la curiosidad, pero siempre extraña el cielo y las estrellas, como en aquella canción entonada por Carlos Gardel.

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