En la madrugada del 20 de febrero de 2011, el barrio Uocra, de Dorrego y Pimenides, en El Plumerillo, era ocupado por unas 50 personas, entre mujeres y niños, que ingresaron al predio burlando la poca vigilancia existente en el lugar.
Fue un momento difícil y angustiante para los adjudicatarios legítimos, que veían progresar sus hogares y de repente tuvieron la sensación de que podrían perderlos por el reclamo de terceras personas con lógicas necesidades habitacionales, pero que avasallaban a quienes pagaban puntillosamente las cuotas para tener el techo propio.
La situación fue superada con la intervención de la policía y funcionarios judiciales, se produjo el desalojo, y prosiguió la construcción del conglomerado, a cargo de la empresa OHA.
Meses más tarde, el 23 de diciembre de ese año, las llaves de las casas pasaron a manos de los ansiosos y felices beneficiados.
Este conjunto habitacional fue una iniciativa impulsada por el sindicato de la construcción y por eso una gran mayoría de los jefes de hogar son operarios de la importante actividad laboral, constituyéndose en el primero en la provincia de la entidad gremial. La ejecución se hizo en el marco del Programa de Reconversión del Plan Federal de Construcción de Viviendas.
Son 76 domicilios, pintados de color amarillo, de 2 dormitorios y un pequeño patio, totalizando 60 m2 cubiertos, en un terreno que totaliza 200 m2.
La operatoria correspondió al Instituto Provincial de la Vivienda (IPV), con la participación de su equivalente en el municipio de Las Heras, el Imuvi.
La barriada se levantó en un terreno que años atrás era un oprobioso basural a cielo abierto, fuente de contaminación y peligro. Hoy está rodeada de barrios como 16 de Abril, San Francisco, y 26 de Enero. A corta distancia se ubican las instalaciones de la Fundación Conin, que dirige el prestigioso médico Abel Albino, un orgullo en la zona.
El emprendimiento cuenta con varias unidades acondicionadas para personas con discapacidad, y en ese caso la superficie cubierta alcanzó a 63.14 m2. Todas las unidades disponen de 2 dormitorios, baño, cocina, estar y lavadero. Las obras demandaron una inversión de más de $ 11 millones.
Además, el conjunto habitacional está dotado de redes de electricidad, agua, cloacas y gas. Aunque se hicieron obras de urbanización básicas, las calles no estaban asfaltadas, mejora que se consiguió recientemente y que alcanzó al barrio que estamos describiendo y su vecino hacia el este, San Francisco. De la pavimentación se hizo cargo la Municipalidad lasherina.
"Fue para nosotros nuestro primer hogar", contó Ramón Páez (58, oficial albañil), quien tuvo el privilegio de trabajar en este emprendimiento durante su realización, ya que se encontraba sin empleo y un día fue a pedir una oportunidad, siendo admitido por la firma y pasando a formar parte del plantel de operarios. En este momento Ramón se encuentra inactivo, a la espera de una nueva posibilidad laboral.
Entre las muchas personas con discapacidad que se vieron beneficiadas con un techo figura Nelson David Murúa (45). Nelson, que era metalúrgico, contrajo un virus en 1999 y quedó ciego. "La construcción se ajusta a mis necesidades", relató en su hogar, acompañado por su esposa, Silvia Zamora.
Otro propietario del gremio de la cuchara, el balde y la plomada es Emanuel Muñoz (32, encofrador, 2 hijos). "Antes -explicó- residía en Carrodilla, en el domicilio de mis suegros, con las lógicas complicaciones que ello implica; no estábamos hacinados, pero 2 familias bajo un mismo cobijo resulta algo complejo".
Valeria Gómez (31) dio su testimonio: "Nosotros vivíamos cerca del Cementerio de Capital, en una propiedad que no era nuestra, y cuando nos vinimos para aquí, con mi marido y nuestros 3 hijos, fuimos muy felices por poder habitar la casa propia".
Las mujeres de este barrio tuvieron una militancia muy importante porque llevaron adelante muchas gestiones ante el IPV y el gremio para acelerar la entrega. Y lo hacían ellas porque los esposos no podían faltar a sus obligaciones laborales.
Las promesas se pagan
A fines de 2011 la expectativa por habitar la casa propia era muy grande entre los preadjudicatarios. Un ejemplo de esa ansiedad quedó reflejado en la actitud de una de las aspirantes, Patricia Llanten. Prometió raparse el cabello cuando traspasara la puerta de su casa. Un día antes de ese momento tan esperado, su esposo le cortó a ras el pelo y quedó totalmente pelada.
"Algunas señoras que no me conocían me miraban con lástima porque pensaban que sufría algún tipo de cáncer", acotó sonriendo Patricia. Hoy, recuperada su imagen habitual, una de las expectativas de esta residente es que pronto se conforme una unión vecinal para progresar en los aspectos que están pendientes en el barrio.
Para el logro de ese objetivo, se está estudiando cómo hacerlo, recibiendo el asesoramiento de la vecinal de al lado, la del San Francisco, que conduce Claudio Lúquez (39).
Las relaciones son buenas entre las 2 barriadas, y por eso Lúquez y su comisión hacen participar a habitantes del Uocra cuando organizan los tradicionales festejos populares (días del Niño, de la Madre o Reyes).
Esa, entonces, la de la vecinal, es una aspiración. Otra es que a corto plazo se continúe con la ampliación de las viviendas en lo que se llamaría el Uocra II, y que se levante en ese terreno, al sur del actual complejo, un salón de usos múltiples con espacio verde, lo que sería un progreso para toda la jurisdicción.
Un vecino pidió además la construcción de algún tipo de reductor de velocidad porque son muchos los que atraviesan las calles, en dirección al oeste, apretando imprudentemente el acelerador.
Es que al ser una zona de matrimonios jóvenes o de mediana edad, hay muchos chicos, y nadie quiere que sufran un incidente de tránsito por un conductor imprudente.
Y ya que hablamos de la gente menuda, los niños de este sector se educan en las escuelas de los alrededores, siendo las principales para ese cometido India Magdalena, Maestro Ciro Molina y Pompilio Schilardi.
Gemelos Vildoza: un músico y un deportista
Un llamativo como simpático caso conforma la historia de los hermanos gemelos Vildoza, de 25 años, otros de los moradores del Uocra.
Ambos tienen deseos de progresar y se esfuerzan. Juan Pablo es no vidente de nacimiento y no obstante el impedimento visual es ejecutante de guitarra, que practica por medio del sistema Braille.
Su deseo íntimo es estudiar música en la Universidad Nacional de Cuyo, pero esa intención no tiene respuesta aún, porque la enseñanza en la facultad correspondiente no puede brindarse a través del código de lectura que emplea. Además, se desempeña en la computadora portátil, adaptada con un software que le permite manejar la PC.
Su hermano Juan Jesús es instructor de patinaje artístico, discípulo del experimentado Luis Doña y de otro cultor de la disciplina, Jorge Membrive.
Para dar sus clases en el Club Banco Mendoza, en Chacras de Coria, a 20 kilómetros de su hogar, transita 4 veces por semana en bicicleta, ida y vuelta, con retorno en horas de la noche. El viaje le insume una hora y aprovecha los tramos de ciclovía de Godoy Cruz y Capital. "Es sacrificado, pero lo hago con gusto", confiesa.