El debate sobre cómo la tecnología remplaza puestos de trabajo de personas por máquinas o robots se consolida día a día y es bueno que se realicen en nuestra provincia foros como el de Valos, en el que se discutió sobre este tema con distintos empresarios y especialistas.
Pero muy importante es también que la Universidad Nacional de Cuyo esté realizando un profundo estudio sobre este tema. Ya han emitido un documento preliminar en el que señalan que la probabilidad de automatización de empleo en Mendoza ascendía en 2016 al 28%, es decir unos 200 mil puestos de trabajo.
Ahora están puliendo el número final y el informe definitivo, que sin dudas será de mucha utilidad para Mendoza. Este tipo de iniciativas son de las que necesita la provincia. Es bueno lo que ha hecho la Universidad de Cuyo; puede hacer más, y también pueden avanzar por el mismo camino las otras instituciones académicas de Mendoza.
Volviendo a la sustitución de empleo. Están los que consideran que la tecnología va a destruir empleo y también los que entienden que si bien las máquinas reemplazarán mano de obra, también se va a crear otro tipo de puestos de trabajo que compensarán la disminución.
Rodrigo González, economista y técnico responsable del informe, explica la tensión al señalar que el índice de sustitución de 200 mil empleos en riesgo de ser automatizados nos dice que son puestos declinantes y que la tecnología podría hacer que sean pronto prescindibles. Sin embargo, esto no quiere decir que esos puestos o trabajadores pasen a ser desocupados, ya que al mismo tiempo se están creando puestos de trabajo.
El hecho de que en Estados Unidos, por ejemplo, el desempleo sea apenas del 4% (en descenso, en 2010 era del 10%) implica que más tecnología no es sinónimo de más desempleo, porque la "destrucción creadora" justamente genera nuevos perfiles y sectores emergentes que compensan la destrucción.
Impacto y transición
González es claro al explicar cómo impactará el avance tecnológico en los distintos sectores de la economía mendocina y también cómo afectará a los trabajadores menos calificados: "Estamos frente a un escenario en el cual los sectores que más expuestos están a la sustitución son los productores de bienes (agro, minería, industria) y ciertos servicios; y los puestos más expuestos son los menos calificados (aquellos que realizan tareas simples, repetitivas, de baja formación); por lo tanto, los impactos son asimétricos sectorialmente, y según perfiles ocupacionales. Es decir, esos 200 mil puestos van a impactar más intensamente en aquellos trabajadores que hoy ya están a la cola de la distribución del ingreso; y los puestos a crearse tienden a generar 'pisos' más altos de formación, lo que significa que son complementarios con trabajadores con mayores niveles de capital humano".
La tecnología avanza pero hay puntos sin resolver. Qué sucederá si se elimina al cosechador y lo reemplaza una máquina, como sucede hoy en nuestra provincia. "Estos son algunos de los dilemas que ocupan hoy la agenda en varias economías avanzadas", cuenta González.
El desafío para funcionarios, académicos y empresarios es enorme, debido a que deberán liderar las políticas de capacitación y empleo para que la cuarta revolución industrial, liderada por las tecnologías digitales, físicas y biológicas, deje afuera a la menor cantidad de personas posible.
