Uno de cada seis argentinos es hipertenso y no lo sabe, por lo que controlar la presión arterial periódicamente es fundamental para salvar vidas, advirtieron desde el Ministerio de Salud, y afirmaron que esta enfermedad silenciosa y que no genera síntomas está presente en el 80 por ciento de las muertes por causa cardiovascular.
"No hay que esperar a que el paciente venga al consultorio, tenemos que tomar la presión arterial en las escuelas, los lugares de trabajo o recreación; se trata de salir a buscar al paciente para no llegar tarde al diagnóstico", afirmó Carol Kotliar, directora del Centro de Hipertensión Arterial (HA) del Hospital Universitario Austral, con motivo del Día mundial de la enfermedad que se conmemora cada 17 de mayo.
La especialista precisó que no es cierto que la HA pueda ser identificada mediante el dolor de cabeza o el sangrado nasal, que sólo se dan en casos muy graves, por lo que en general la enfermedad se hace visible cuando el paciente sufre un infarto de miocardio, un accidente cerebrovascular o insuficiencia renal.
Según la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR), realizada por la cartera sanitaria nacional en 2013, un 34 por ciento de los argentinos adultos (más de uno de cada tres) padece HA, es decir, valores de presión arterial sostenidamente por encima de los 140 y 90 milímetros de mercurio, mientras que la mitad de ellos (en números redondos, uno de cada seis) desconoce su condición de hipertenso.
"La mitad de la gente que es hipertensa no lo sabe, y solamente entre un 15 y un 25 por ciento de las personas con hipertensión están adecuadamente tratadas", aseguró el presidente de la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA), Fernando Filippini.
Y agregó: "El objetivo del día mundial es concientizar y que las personas se comprometan con el cuidado de su salud permanentemente. Las mediciones ocasionales de la presión arterial no permiten hacer diagnóstico inmediato de hipertensión excepto en casos muy especiales, por lo que se deberá hacer una consulta con el médico, repetir los controles e iniciar estudios si corresponde".
En el mundo, las enfermedades cardiovasculares son responsables de aproximadamente 17 millones de muertes por año, y entre ellas las complicaciones de la HA provocan anualmente 9,4 millones de muertes.
Si bien se desconoce el mecanismo que desencadena la HA, existen factores relacionados con la herencia, el sexo, la edad y la raza que pueden incidir en su desarrollo, aunque también se ve afectada por otros factores que sí pueden modificarse, como la obesidad, el sedentarismo, el consumo excesivo de alcohol y sal.
En ese sentido, si bien se sabe que el consumo de sal se relaciona en forma directa con la HA, en la Argentina se consumen 11.2 gramos diarios, más del doble de las cantidades recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) -entre tres y cinco gramos al día-, y se calcula que hasta el 70 por ciento de la sal consumida proviene de alimentos procesados o industrializados.
"Es por ello que debemos estar atentos a la cantidad de sodio que indican las etiquetas de los alimentos y bebidas, ya que estos valores sumados a la sal que se agrega al ser consumidos puede superar los niveles saludables indicados por la OMS, y se estima que el 17.3 por ciento de la población agrega siempre sal luego de la cocción", precisó la SAHA.
Aunque la HA no puede curarse en la mayoría de los casos, sí puede controlarse siguiendo un tratamiento regular de por vida para bajar la presión y mantenerla estable, a lo que debe sumarse por lo general una dieta para perder peso y medidas como no abusar del consumo de sal y hacer ejercicio con regularidad.
Así, desde la cartera sanitaria recomiendan a los pacientes hipertensos reducir el consumo de sal a entre cuatro y seis gramos al día, consumir menos productos preparados y en conserva, y no emplear demasiada sal en la preparación de alimentos. Es recomendable además reducir la ingesta de alcohol -que en las mujeres debe ser inferior a 140 gramos a la semana y en los hombres inferior a 210 gramos-, realizar ejercicio físico -preferentemente pasear, correr moderadamente, nadar o andar en bicicleta, de 30 a 45 minutos, un mínimo de tres veces por semana-, y reducir el consumo de café. Por último, se sugiere consumir alimentos ricos en potasio, como legumbres, frutas y verduras; abandonar el hábito de fumar y seguir una dieta rica en ácidos grasos poliinsaturados y pobre en grasas saturadas.