Primer año del secundario es el que concentra la mayor cantidad de fracasos académicos en el nivel medio y el preludio del desgranamiento que se produce a lo largo de toda la trayectoria.
Al menos 1 de cada 10 alumnos de primer año de escuelas públicas y privadas de Mendoza no logra pasar a segundo, ya sea porque repite o abandona.
El relevamiento anual del Ministerio de Educación de la Nación lo pone de manifiesto en los últimos datos disponibles que son de 2017. En ese ciclo lectivo ingresaron a primer año 32.184 alumnos y pasaron a segundo 28.467, es decir se para el sistema escolar, durante ese año 3.717 chicos no adquirieron las habilidades consideradas necesarias para pasar de año. En definitiva, del grupo de compañeros promocionó 88%.
Es más impactante aún si se considera que la relación entre la matrícula de primer año y la del último es de tan sólo 56%, es decir que prácticamente la mitad se queda a medio camino. En esa oportunidad había en quinto año 18.086 jóvenes.
Si bien no se trata del mismo grupo de alumnos hay que tener en cuenta que la cantidad que entra al secundario cada año es similar.
Si se considera el desempeño según la gestión se aprecian disparidades lo que puede interpretarse también desde el enfoque de la inequidad del sistema.
Al sector público en 2017 ingresaron 25.657 alumnos y pasaron a segundo 22.180, es decir que no lo logró 13,55%. En tanto, en la gestión privada iniciaron el año 6.527 chicos de los cuales promocionaron a segundo 6.287, se quedaron 3,68%.
El escalón largo
Los especialistas en cuestiones educativas coinciden en el gran desafío que implica para los púberes pasar del nivel primario al secundario, estructurado de manera tan diferente y con otras demandas. De alguna manera, el sistema no logra resolver estas dificultades y evitar que tantos chicos padezcan el proceso, se sientan frustrados y terminen repitiendo o peor aún, abandonando.
La pedagoga y licenciada en Ciencias de la Educación, Irene Kit destacó que esta transición siempre ha sido difícil. "La adaptación entre primaria y secundaria tiene que ver en un cambio drástico de asignaturas y formas de trabajar", expresó. Y luego propuso: "no sería tan complicado tener dos niveles de exigencia y adaptarse un poco para que no sea la misma en cuarto que en primer año".
Emilio Moreno, director de Educación Secundaria de la Dirección General de Escuelas coincidió: "Primer año y segundo son los dos más complejos en el secundario y las materias que les resultan más difíciles son matemática, lengua e inglés".
Querer y no poder
Kit explicó que los jóvenes de alrededor de 13 años que ingresan al secundario tienen condiciones orgánicas por las cuales se les dificulta más la adaptación y responder a las demandas tal cual está estructurado el sistema. A eso se suma el inicio de la adolescencia, vinculada al plano social.
"Se sabe que ese torrente hormonal tiene consecuencias neurocognitivas y el púber sufre un proceso de reestructuración de su cerebro en el lóbulo frontal y prefrontal, tan drástico como el que ocurre en la primera infancia", dijo.
Ese proceso afecta su función ejecutiva e impacta en la capacidad de organización y el diferimiento de gratificaciones, entre otros aspectos.
La especialista explicó que no tienen recursos cognitivos para afrontar ciertas demandas que impone la escuela: "siempre estuvo este estrés entre lo que la escuela secundaria puede ofrecer y lo que pueden hacer los púberes, sólo que no nos importaba o no se cuestionaba".
Por eso apuntó a plantear un ciclo básico diferente (primer y segundo año) ya que en Argentina sigue sin ofrecerse esto en lo que ya se ha avanzado en varios lugares del mundo.
Moreno destacó que se está trabajando en un mejor vínculo entre primaria y secundaria para evitar un choque tan grande y el año pasado se implementó un plan provincial de articulación entre todas las escuelas primarias y secundarias.
Desánimo y abandono
La pedagoga es una de las autoras del informe "Mejoras perceptibles, aunque insuficientes, de los estudiantes en secundaria" de la Asociación Civil Educación para Todos y el Observatorio Argentinos por la Educación.
Éste analiza la evolución de las trayectorias de los estudiantes de secundaria en Argentina entre 2007 y 2017, tras la sanción de la obligatoriedad del nivel establecida por la Ley de Educación Nacional 26.206.
Allí se expresa que el desgranamiento en las escuelas secundarias con estructura de 7 años de primaria y 5 de secundaria (7/5) como la de Mendoza está más concentrado en primer y segundo año. A partir de los datos oficiales señala que en el país en 2016 por cada 10 alumnos que ingresaron a primer año 3 repitieron o abandonaron y advierte que hay una proporción que no vuelve a inscribirse.
Kit explicó que la cantidad de alumnos con sobreedad de dos y tres años es mayor en primero y segundo que en tercero y cuarto año.
"Cuando ya hicieron el esfuerzo en el comienzo terminan tirando la toalla, hay mucha frustración", subrayó.
En ese plano planteó que la secundaria sigue teniendo mucho peso como constructora de subjetividad, "es una acumulación de desánimo y baja autoestima y terminan pensando 'esto no es para mí, la cabeza no me da".
La evaluación negativa de sus habilidades por parte del sistema termina siendo percibida como incapacidad.
"Tiene más peso la baja autopercepción de las habilidades que un cuestionamiento a la escuela, interpretan que es más un no me da la cabeza que la escuela no me ayudó", comentó. Y destacó que el sistema de calificaciones y de organización escolar dice que si en una X cantidad de asignaturas no se rinde bien hay que repetir.
Por otra parte, Moreno mencionó que los últimos años se han logrado avances en la retención de alumnos en particular gracias a estrategias por las cuales se les ofrecen opciones de cursado, acompañamiento y aliviar problemas socioeconómicos que puedan funcionar como obstáculos. Del nivel medio en 2015 se fueron del sistema 1.529 alumnos, una mejora paulatina llevó a que en 2018 fueran 829.