El legendario club Jorge Newbery, de la calle Boulogne Sur Mer, en Las Heras, está usurpado por familias de la vecindad y de otros departamentos, que esperan una solución habitacional a través del municipio.
La situación es grave porque en noviembre de 2012 vivían en el lugar 24 familias, integradas por 42 menores y 48 mayores.
Sin embargo, en este momento ese número se ha triplicado.
La realidad del Newbery también debe ser analizada desde la inseguridad, que a juicio de residentes en barrios aledaños se ha incrementado por el asentamiento, aspecto que niegan los que se instalaron en el amplio predio (ver aparte).
Si bien no hay información oficial, los directivos del club, que fue fundador de la Liga Mendocina de Fútbol, tendrían planteada una denuncia por usurpación en la Fiscalía de Instrucción competente.
El ex presidente de la entidad y actual dirigente, Alfredo "Fredy" Ramallo, reconoció la necesidad de techo por parte de los ocupantes, pero manifestó que también es necesario el predio de la institución para cumplir con fines sociales y deportivos. Dijo que costó mucho recuperar la entidad hace una década, cuando se encontraba al borde de la quiebra y la desaparición.
En compañía del concejal Roberto Peña reconoció que la actual conducción no quiere un desalojo traumático, pero que el objetivo es recuperar el pleno uso de las aproximadamente 2 hectáreas del Newbery, que fue fundado en octubre de 1921.
El fin de semana, los ocupantes del predio deportivo integraron una unión vecinal, que mañana será recibida por la licenciada Mabel Iannizzotto, directora de Vivienda de Las Heras, planteándose de esa manera un contacto oficial con las autoridades. Sin embargo, asistentes sociales ya han hecho relevamientos en la superficie tomada.
Ayer, periodistas recorrieron las instalaciones del Newbery, en compañía de residentes y de las hermanas Mirta e Isabel Verón (esta última ex concejal del PJ), quienes dijeron estar mediando ante el municipio en su condición de dirigentes sociales.
La villa está pegada al barrio Sargento Cabral, y muchos de los que se "mudaron" al club son hijos de los pioneros de esa barriada aledaña. También hay gente que proviene de Capital y de Guaymallén.
La primera ocupante que tuvo la cancha de fútbol y sus adyacencias fue Teresa Miranda, de 23 años, quien hace 7 que mora por allí. Por eso el resto de los vecinos le confió la presidencia de la entidad que hará los trámites frente al municipio y el IPV.
En el lugar se observan casitas de material, levantadas hace un tiempo, y otras que se están construyendo, con empleo de ladrillos y otros elementos que no dan idea de una residencia transitoria. Asimismo, hay espacios reservados para hacer nuevas unidades. Carina Mazza (40, 3 hijos) reconoció que la ocupación no es la solución.
"Sabemos lo que somos, pero tenemos una necesidad de vivir dignamente y por eso intentamos salir de aquí a un hogar mejor". Aunque no se sabe qué exigirá el municipio por el tema de la usurpación, la propia directora de Vivienda reconoció a este diario que existe el pedido concreto de no permitir que se amplíe el número de ocupantes del predio.
Para que esto ocurra, la gente del asentamiento intentará cerrar el sector suroeste, por dos razones: impedir nuevos ingresos y también bloquear el paso a individuos "sobre los que no tenemos ningún control", dijo Alejandra (42).
Iannizzotto adelantó que una posible solución sería emplear los mecanismos que se usaron cuando se ocupó el espacio verde del barrio Aeroparque, que dio lugar a la compra de terrenos para construir con intervención del IPV. Claro, hay diferencias: ahora la toma ilegal es sobre una propiedad privada.