A pocas cuadras de distancia en la localidad guaymallina de El Sauce se repiten dos situaciones similares: terrenos de privados ocupados por hijos de vecinos de barrios aledaños que nunca tuvieron la posibilidad de tener su vivienda propia. Así, ambos grupos y de forma separada, decidieron dividir el lugar en lotes e instalarse como pudieron: con carpas, nylon y colchones viejos.
El primer grupo de 140 familias se apostó hace un mes en un baldío que da a calle Félix Suárez. El segundo se estableció hace dos semanas en un lote sobre calle Nuestra Señora del Carmen, en ese caso son 85 familias.
Vecinos de barrios aledaños se mostraron preocupados por la situación y denunciaron que por las noches se producen disturbios y tiroteos. Y gran parte de los blancos de las agresiones son los vecinos que viven en los barrios cercanos y loteos cerrados.
Desde la municipalidad, aseguraron que no apoyan la ocupación por considerarla ilegal, pero que están colaborando con ellos para que puedan encontrar otra manera de gestionar su vivienda propia. Mientras tanto, la justicia investiga tres causas de estas características, pero todavía no se han librado órdenes de desalojo.
Unión y esperanza
Sobre calle Félix Suárez se pueden observar precarias casas levantadas con nylon y palos. La división realizada con cintas les ha permitido delimitar el espacio que se destinará para cada lote, así como para los espacios comunes.
Allí se los puede ver a Carla Flores y a Juan Ávila quienes tienen solamente una mesa, pero cuentan con palas y carretillas que los ayudarán en la tarea de levantar su propio refugio.
"Nosotros vinimos hace un mes, somos 140 familias las que estamos instaladas y la verdad es que no teníamos otro medio", comenzó a explicar la joven. Relató que averiguaron que estos terrenos que están desde hace 30 años desocupados pertenecen a la familia Genco. "Sabíamos que estaban a la venta y no queríamos que se los dieran al IPV y que trajeran acá a vivir a gente de otro lado como nos ha pasado en otras oportunidades".
Para poder concretar sus deseos ellos se están organizando en una asociación civil llamada Unión y Esperanza. "Nosotros no queremos que nos regalen nada, si fuese así hubiéramos ocupado terrenos fiscales, pero estos sabemos que tienen dueño y se los queremos comprar", destacó la joven. A su vez Juan remarcó que todos están dispuestos a pagar. "Somos trabajadores pero no tenemos bono de sueldo, si nos dan cuotas podemos ir pagando de a poco nuestros lotes para después que cada uno vaya construyendo su casa como pueda", apuntó.
Ambos contaron que todos los que están allí son hijos de familias del barrio Nueva Esperanza donde vivían prácticamente hacinados. "En una casa podían haber hasta cuatro familias y enfrente veíamos todo este terreno desocupado por tantos años", deslizó el joven. Si bien allí están residiendo gran cantidad de niños, por las noches se van y sólo se quedan los hombres cuidando. "Hay otras familias que están en peores condiciones y se han venido a vivir directamente", dijeron.
Ellos comentaron también que muchas de las personas que allí han ocupado esperaron más de 10 años acceder a una vivienda del IPV y que nunca tuvieron resultados. "No queremos que esto sea una villa, si no un barrio de gente trabajadora que se construya de a poco", subrayaron.
Opiniones cruzadas
Un panorama parecido se presenta en la calle Nuestra Señora del Carmen. Allí son 83 las familias en un terreno más pequeño que está dividido por una calle principal y distintos lotes. Allí también abundan las casas de nylon que tienen en su interior sillones y colchones viejos. También se pueden observar las cenizas de las fogatas que se encienden de noche y que ayudan a mantener el calor a los que allí se quedan.
"Este terreno lleva más de 10 años desocupado y nosotros no teníamos dónde vivir. Pero ojo, no queremos que nos regalen nada, queremos pagar por nuestro espacio", aseveró Jorge Bernal, uno de los representantes de los ocupantes que se han agrupado bajo el nombre "Nuestra Tierra". En su caso son hijos de familias de los barrio Blanca Esperanza y del Carmen donde vivían varias familias por cada vivienda.
Myriam Pedroza, otra de las presentes explicó que ese lote estaba lleno de yuyos y basura que tardaron una semana en sacar. "Acá daba para todo, basural, aguantadero, era muy peligroso", deslizó. Un problema que tienen ellos es que desconocen quién es el dueño de ese terreno. "Lo que queremos es que nos den la opción de compra, obviamente con facilidad de pago", señalaron ambos. En tanto que María de la Guarda comentó que les han dicho que se inscriban en el IPV, pero que muchos llevan años inscriptos sin respuesta alguna.
Molestos con la situación de usurpación de terrenos aledaños a sus viviendas, algunos vecinos de El Sauce presentaron sus quejas en la municipalidad de Guaymallén donde hoy tendrán una nueva reunión.
"Nos preocupa mucho la situación porque hay hechos de violencia que se dan en el interior de esos terrenos ocupados que nos pueden afectar", denunció uno de los vecinos que prefirió no ser identificado. "Anoche (por el miércoles) se sintió una balacera imposible", añadió.
Si bien el hombre asegura que desea que se solucione el problema de la gente, se opone totalmente a la toma de terrenos. "Tendrían que haber hablado con el dueño antes y presentarle una propuesta válida de compra", indicó. Uno de sus temores es que ese lugar se convierta en una villa. "No tienen servicios, están colgados de la luz y no tienen agua", contó. Esta visión fue compartida por una vecina, que tampoco quiso dar su nombre.
"Hay enfrentamientos, robos y tiroteos en la zona lo que nos hace tener cada día más temor", reconoció. Con respecto a estas quejas de los vecinos, ambos grupos de usurpadores aseguraron que los tiroteos y disturbios se originan en otros barrios, ya que allí no tienen conflictos entre ellos y se cuidan entre todos para poder obtener una solución habitacional.
Fuentes del Poder Judicial informaron que hay tres causas por usurpación en la zona de El Sauce y que las tres se encuentran en etapa investigativa. En ninguna se ha dictado la orden de desalojo, pero no descartaron que podrían haber novedades la semana que viene.
Déficit habitacional
La comuna de Guaymallén se encuentra al tanto de ambas ocupaciones y ha enviado a sus funcionarios a hablar con las personas que allí se encuentran.
"La postura del municipio es no avalar ninguna ocupación ilegal y se trata de terrenos privados, en los cuales la gente que ha ingresado en forma ilegal", aclaró Silvia Donati directora de Desarrollo Social del municipio. Por otra parte, la funcionaria relató que las denuncias se encuentran en la fiscalía y que es la justicia la que tiene que dictaminar qué se hace. "Como municipio no podemos desalojarlos ya que no se trata de terrenos fiscales", aclaró.
De todos modos Donati contó que están haciendo un acompañamiento de las familias para comprobar que no haya niños en riesgo. "Además los estamos asesorando para que se constituyan en una unión vecinal, se organicen, y puedan gestionar otra forma para conseguir su vivienda", manifestó. Para ella esta situación se debe al alto déficit habitacional que hay en el departamento. "Tenemos un registro de 23.000 familias que necesitan vivienda, pero durante los gobiernos anteriores no se hizo nada al respecto", se lamentó.