Esta zapatería es una demostración perfecta de que un local comercial que se puede decorar con muy poco. En este caso, simplemente con cajones variopintos de muebles diversos y poco más, sólo una mesa y una silla para la vendedora, y unas sogas para colgar los productos y hacer el espacio un poco más original.
En realidad esta no es un local permanente sino temporal, abierto en Londres por la firma Tracey Neuls, que hace unos zapatos que tienen pinta de ser tremendamente cómodos, sin que por ello tengan que renunciar a ser divinos ni femeninos.
Los zapatos se exhiben colgados del techo mediante sogas atadas a una pequeña pinza de esas que se suelen usar para unir tacos medianamente gruesos de papel. Los cajones sirven tanto de expositores, para lo que se superponen unos a otros en un aparente desorden, como de estanterías -en este caso colocados en vertical.
Todo es sorprendentemente sencillo. Los cajones que hacen las veces de estantes están fijados por unos pequeños sargentos, con lo que desmontarlos es muy sencillo. Cuando se cierre local, en un momento puede vaciarse todo sin hacer demasiado esfuerzo.
La mesa y la silla también tienen este aspecto de ser provisionales. La mesa está hecha con las patas de una mesa de comedor y un fragmento de archivador. Si nos fijamos bien, ni siquiera tiene una tapa propiamente dicha. Y la silla también es bastante peculiar, sobre todo porque sólo se ha pintado de blanco la parte superior, dejando las patas en madera sin preocuparse mucho de rematarlo bien. Provisional pero eficaz y práctico.